Junta de Andalucía

Spiriman y los hilos

La Razón
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Igual que a los mejores directores de periódico, a los buenos activistas debe adornarlos una virtud sobre todas las demás: la apariencia de independencia. Durante el felipismo, el periódico progubernamental por antonomasia se autodenominaba en su cabecera «Diario independiente de la mañana», proclama que los lúcidos traducían: «No depende de la mañana». En la era de las interrelaciones, o sea, toda acción puede ser contemplada en clave conspiratoria y lo estético, valga el adjetivo para no escribir «lo honesto», es que al menos no se vean los hilos del titiritero que mueve los muñecos. Así, el bueno de Spiriman, alias del médico de urgencias a quien Susana Díaz entregó antier como botín las cabezas en bandeja de plata de los números dos y tres de la Consejería de Salud, Martín Blanco y José Manuel Aranda, mientras el jefe de ambos, Aquilino Alonso, aguarda en capilla el momento adecuado para su ceremonia sacrificial. Jesús Candel se ha arrogado un gran éxito como protestón sin que nadie haya podido demostrar fehacientemente, ni siquiera de manera remota, sus conexiones con el PP ni con Podemos (¡vuelve la pinza!): estupendo, pero ahora toca desplegar cierta voluntad constructiva para que esta celebrada marea no termine siendo un deletéreo tsunami que arrase con cuanto funciona bien en la sanidad andaluza (que es bastante y casi todo gracias al esfuerzo mal recompensado de sus profesionales). La deficiente gestión de Chusa Montero, hoy al frente de la Hacienda autonómica y favorita para la sucesión-en-caso-de-toma-del-AVE está en el origen de la mayor derrota política de la Junta en decenios. A ver si a Spiriman no lo han usado, sin que se diera cuenta, como ariete en una lucha partidaria. En las guerras civiles, toda iniquidad vale.