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Top Mantra

Cómplices

La lealtad del corrupto es mayor que la de una persona honrada porque la ética del delincuente no existe

La pregunta es: ¿por qué un alto gobernante preferiría a personas corruptas, subordinados y colaboradores corrompidos, o cercados por la sombra del delito y el crimen? ¿Por qué los encumbra, les otorga poder y eleva en el organigrama del Estado, cuyas llaves les entrega para que dispongan a su antojo y puedan cometer abusos, saqueos e injusticias de manera tantas veces dolorosamente impunes…? Elegir a los peores, a los menos fiables, a los más deshonestos, sobre todo cuando se hace de manera habitual, cuando se escoge «mal» demasiadas veces, no puede ser algo casual, un error, una equivocación, una excepción. Esos traspiés se pueden cometer «alguna vez por despiste», pero cuando abundan son, por lógica, un patrón, una manera de actuar: indican que quien lo hace «prefiere» a los malos, a los indecentes, antes que a los «honestos». Una de las razones más poderosas para que un mal gobernante se rodee de corruptos sería su búsqueda –que podemos calificar como desesperada–, de lealtades inquebrantables, perrunas, a la vez que de una dependencia asimismo canina. Eso es lo que motiva al gran jefe que hace los nombramientos. Un subordinado moralmente impecable, de conducta proba e íntegra no estaría nunca dispuesto a actuar de manera inmoral o delictiva, mientras que un subalterno intrínsecamente corrupto estará siempre a la orden cuando se trate de ejecutar mandatos viles y despreciables, que rocen el delito o que lo perpetren claramente. La lealtad del corrupto es mayor que la de una persona honrada porque la ética del delincuente no existe, ya que ha asumido la ilicitud como una condición de su propia vida. Además, el corrupto no traicionará fácilmente a quien lo ha nombrado, porque si cae el jefe principal, él irá detrás, será arrastrado en el derrumbamiento, perecerá junto a quien le ha dado las consignas. Igualmente, los colaboradores corruptos tienen su propia red podrida, que llevan consigo: tramas previas delictivas, contactos sucios, métodos para ejecutar delitos… Cuentan con una agenda putrefacta muy útil si su jefe pretendiera financiar ilegalmente un partido, o beneficiarse él, su familia y allegados.