
Al portador
Cuando las barbas de tu vecino, francés, veas pelar...
La economía española, por fortuna, no vive aislada del mundo y, por eso, los problemas de los países cercanos y menos cercanos afectarán y pasarán factura
Solón (638-558 A. C.), uno de los Siete Sabios de Grecia, aconsejaba: «Sírvete de lo aparente como indicio de lo no aparente». Hay ocasiones en las que, sin embargo, todo es más evidente, aunque requiere voluntad para apreciarlo. El primer ministro francés, François Bayrou, ha tomado una decisión poco frecuente en la política actual. Ha decidido explicar la realidad a los ciudadanos y, por lo tanto, a los votantes. Esta misma semana ha dicho, sin pelos en la lengua y también sin los eufemismos habituales, que Francia corre el riesgo de sufrir daños irreversibles por un gasto excesivo que, en ese caso, supera los 1,7 billones de euros, con «b» de burrada. «Es un círculo vicioso –ha dicho Bayrou–, una trampa peligrosa, potencialmente irreversible, que debe identificarse y cuyas implicaciones debemos compartir con el pueblo francés». «Este riesgo –añadió– es políticamente insostenible y, además, es moralmente inaceptable». El primer ministro francés, de acuerdo con el presidente Macron, plantea reducir el gasto público entre 40.000 y 100.000 millones, una vez que descarta subir impuestos.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), que dirige Kristalina Georgieva, casi al mismo tiempo que Bayrou explicaba los problemas de Francia, advertía del riesgo geopolítico para los mercados. El Banco Central Europeo (BCE), que preside Christine Lagarde, se dispone, mientras tanto, a relajar sus políticas y volver a facilitar dinero barato para evitar otra crisis, derivada de la errática política arancelaria de Trump. Puede ser la semilla de más inflación, pero ese es otro asunto. En España, Pedro Sánchez y su Gobierno, con la locuaz María Jesús Montero siempre de mascarón de proa, presumen de una situación económica casi idílica, con un déficit en teoría controlado, pero déficit al fin y al cabo, acompañado de un gasto público desorbitado, de 725.000 millones y una deuda de 1,6 billones. Son datos más discretos que los franceses, pero la economía gala es más de dos veces mayor que la española. Por otra parte, Fedea, el «pensadero económico» que dirige Ángel de la Fuente, acaba de recordar que el déficit español da poco margen de maniobra, «poca holgura» ante la guerra comercial. La economía española, por fortuna, no vive aislada del mundo y, por eso, los problemas de los países cercanos y menos cercanos afectarán y pasarán factura. Por eso, cuando las barbas de tus vecinos –franceses y no franceses, también alemanes o italianos– veas pelar... Todo muy aparente, no un indicio de lo aparente, como decía Solón.
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