Letras líquidas

Depresión funcional

Un Ejecutivo que se impone al legislativo a golpe de decreto, unas sesiones parlamentarias enlatadas a las que se hurtan muchos debates recurriendo a la vía de urgencia

Ahora que la salud mental empieza a salir de su particular armario, ahora que los asuntos relacionados con ese mundo invisible, al menos intangible, de conexiones neuronales y emociones se van convirtiendo en aceptable tema de conversación pública, conocemos muchos de sus detalles. Expresiones o maneras de manifestarse que pasaban desapercibidas. Escuchaba hace unos días una charla entre expertos en males del mundo contemporáneo, en dolencias propias de la aceleración y el ritmo de nuestro tiempo y me resultó novedoso un término que empleaban: la depresión sonriente o funcional. Ya conocía la depresión endógena o la exógena, según el origen, o la depresión posparto o infantil, según quién las padeciera, pero de esta no tenía ninguna noción. Distimia, la llaman también, y explicaban los psicólogos que quienes la sufren son personas que llevan una vida normal en apariencia, una buena vida. Pueden seguir con sus actividades diarias, quizá nadie note nada, pero bajo la superficie una desesperanza, una angustia o una tristeza fluyen de manera abierta. Alertaban, claro, de los riesgos de prolongar esta situación sin solicitar ayuda médica, precisamente por no reparar en ella o no ser conscientes de lo que pasa. Y no pude evitar pensar en todas las depresiones funcionales que podemos tener a nuestro alrededor, y no solo de personas. También, por ejemplo, la de la vida política (que nos incumbe a todos). A fuerza de inercia, no apreciamos el bajo nivel de energía o ese estado de ánimo más decaído de la cuenta. Parece que todo funciona, pero, en realidad, hay muchas carencias. Un Ejecutivo que se impone al legislativo a golpe de decreto, unas sesiones parlamentarias enlatadas a las que se hurtan muchos debates recurriendo a la vía de urgencia y una ausencia de comunicación directa con el partido mayoritario nos convierten en una democracia más ejecutiva que parlamentaria. Funcional, pero enferma. Habrá que consultar con un especialista para ver cuánto tiempo se puede resistir conviviendo con esta depresión.