Canela fina
El deterioro de carreteras en la España sanchista
«Cuesta años ganarse el crédito para atraer el turismo, según Tierno Galván, pero se puede perder en unas horas»
A pesar de las campañas torticeras contra el turismo lideradas por sectores de la extrema izquierda, la realidad es que se trata de un sector clave para la estabilidad y el progreso económico de España. El clima, los precios, las infraestructuras y, sobre todo, el espíritu hospitalario del pueblo español, han convertido a nuestra nación en meca del turismo internacional. Aún más, es posible que en el sector del turismo vacacional ocupemos ya puestos de cabeza.
Todos los sectores económicos tienen vertientes negativas. También el turismo. Pero es necesario convenir que el turismo resulta abrumadoramente positivo para el progreso económico de España. Y habrá que esforzarse porque permanezca lo que hace especialmente atractiva a España. Con Suecia, Noruega, Dinamarca, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Mónaco y Reino Unido, nuestra nación es una de las Monarquías parlamentarias europeas que ha garantizado hasta ahora libertad, progreso y estabilidad. Confiemos en que el sanchismo social comunista, el sanchismo de Frente Popular, no termine por ahuyentar el esfuerzo de muchas décadas para consolidar el fenómeno turístico que nos enriquece.
Y ahí entra el factor de las infraestructuras. La imagen que a través de televisión y plataformas se ha trasladado a Europa y América sobre los problemas ferroviarios no es lo mejor para España. «Cuesta años ganar crédito, pero se puede perder en unas horas», escribió Tierno Galván que, además de intelectual profundo y razonador, fue excelente alcalde de Madrid.
No es lo peor, en todo caso, la quiebra de infraestructuras tan importantes como el ferrocarril. Lo más importante es lo que se nos viene encima si el Gobierno no es capaz de atajar el deterioro de las autopistas y carreteras españolas. Los expertos fijan en nada menos que en 34.000, los kilómetros que precisan reparaciones urgentes. Las generaciones anteriores al Frente Popular sanchista establecieron unas excelentes infraestructuras para la circulación rodada. Pero como todas las infraestructuras, el mantenimiento es obligado. No se puede dejar que el tiempo y las circunstancias adensen los deterioros. 34.000 kilómetros son demasiados kilómetros. Y la cifra aumenta. Exige desde ya un esfuerzo inmediato para solucionar resquebrajamientos, fisuras, socavones y regulación de los firmes. Por supuesto que este asunto no solo afecta a los turistas internacionales y nacionales. También al trabajo habitual de infinidad de españoles.
Luis María Anson, de la Real Academia Española