La situación

El disputado escaño de Madrid

«No parece fácil, pero no descarten un nuevo birlibirloque de Sánchez. Es un virtuoso»

Decía Jorge Valdano que el fútbol es un estado de ánimo. La política, también. No se entiende de otra forma la depresión en la que cae el partido que gana las elecciones, ni la euforia del que las ha perdido, asumiendo ambos que el ganador no gobernará y que el perdedor sí lo hará, aunque el diablo sea el socio más fácil de convencer de todos aquellos con los que el derrotado tendrá que pactar la investidura.

Y, sin embargo, el inesperado regalo de un escaño en Madrid gracias al voto de los españoles en el extranjero ha provocado que se exacerbe la acostumbrada ciclotimia política. En horas 24, la izquierda ha pasado a darse golpes de pecho y a poner sus dientes a rechinar, mientras la derecha empieza a relamerse ante la posibilidad de que la magia del recuento CERA le conceda una segunda oportunidad en las urnas. Ocurriría si Pedro Sánchez no consigue el milagro de los panes y los votos, agrupando a su favor, cual unidad de destino en lo universal, a los quince partidos de Sumar (incluidos los cinco diputados de Podemos, que amenazan con ir por libre), ERC, Bildu, PNV, BNG y Junts, con Puigdemont haciéndose las uñas en Waterloo a la espera de que alguien del PSOE se apure a reconocer su perdida honorabilidad de president legítim.

Sánchez podría, como alternativa, buscar la cercanía de la derecha tradicionalista navarra de UPN y/o del nacionalismo light de Coalición Canaria. La lógica diría que esos dos escaños deberían estar más cerca del PP, pero la inconveniente sombra de Vox juega a la contra. Ahora, UPN y CC deben decidir qué es más llevadero: si ayudar a un PP apuntalado por la extrema derecha, o a un PSOE dependiente de la extrema izquierda y de los independentistas, incluido el prófugo. Y, en el caso de CC, si está dispuesto a romper el acuerdo de coalición que acaba de firmar con el PP para el gobierno autónomo de Canarias, además de otros pactos en cabildos insulares y ayuntamientos. No parece fácil, pero no descarten un nuevo birlibirloque de Sánchez. Es un virtuoso.