El trípode del domingo
Domingo 18 de junio: Garabandal
Dos grandes santos contemporáneos de Garabandal, el P. Pío de Pietrelcina y la M. Teresa de Calcuta, tuvieron relación con los fenómenos expresando su clara creencia en su sobrenaturalidad.
Tal día como hoy, domingo 18 de junio del año 1961, en una pequeña aldea de Cantabria, San Sebastián de Garabandal, daban comienzo unos hechos que se prolongarán hasta el 13 de noviembre de 1965. Sus protagonistas, cuatro niñas de 11 y 12 años –Conchita, Jacinta, Mari Loli y Mari Cruz– afirmaron que se les aparecía la Virgen del Carmen. Al igual que en otras apariciones marianas reconocidas como auténticas, particularmente Fátima, la Madre de Dios y Madre nuestra vendrá precedida de un ángel, en este caso san Miguel, que dos domingos antes, el 18 de junio, les anunciará la llegada de la Virgen para prepararlas.
La primera aparición de la Virgen fue el 2 de julio de aquel año, entonces fiesta de la Visitación. Y esta fecha es un dato significativo. San Juan Pablo II ya afirmó que «en los designios de la Providencia no hay meras coincidencias» cuando sufrió su atentado el 13 de mayo de 1981, fiesta de la Virgen de Fátima, y esta «causalidad» –que no casualidad– le hizo atender al mensaje de la Blanca Señora. En Garabandal resulta llamativa la «coincidencia» de la fiesta litúrgica de la Visitación con la primera «visita» de la Reina celestial a la aldea montañesa. El evangelio del día comienza: «En aquellos días, María se fue con prisas a la montaña». Cantabria era conocida como «La Montaña» y sus naturales, montañeses.
No será la única «mera «coincidencia»: María se manifestará a las niñas durante cuatro años, «coincidiendo» con la preparación y celebración de uno de los más importantes acontecimientos de la Historia de la Iglesia, el Concilio Ecuménico Vaticano II. En ese tiempo les dará dos mensajes públicos y numerosas revelaciones en forma de visiones, locuciones… atrayendo a miles de personas de muchos países distintos.
El primer mensaje se hizo público el 18 de octubre de 1961 y el segundo el 18 de junio de 1965, tal día como hoy. El contenido de este último se consideró increíble entonces, aunque constatamos que ya es una realidad en estos tiempos de apostasía: «Los sacerdotes, obispos y cardenales van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas más almas. A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia […]».
Dos grandes santos contemporáneos de Garabandal, el P. Pío de Pietrelcina y la M. Teresa de Calcuta, tuvieron relación con los fenómenos expresando su clara creencia en su sobrenaturalidad. El Papa Pablo VI llamó a Conchita para recibirla en Roma el 19 de enero de 1966. Está pendiente todavía una rigurosa investigación de los hechos por parte de la Iglesia.
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