Insensateces
Dormir
De tener 10 o 15 alertas en los picos de trabajo, pasaron a tener acumuladas 700. Ni más ni menos que 700. Pero a Ana Redondo le parece que todo está bien porque ninguna mujer ha sido asesinada
Si yo fuera la Ministra de Igualdad y, por lo que sea, hubieran fallado las pulseras antimaltrato, hubiera dormido muy mal muchas noches. Muchas. Creo que todavía, detectado ya el fallo, no hubiera recuperado el sueño. No podría haberlo recuperado.
Porque saber que, mientras yo, ministra de Igualdad, podía descansar plácidamente, había un montón de tías expuestas a que les pasara cualquier cosa después de haber sufrido tanto, cagadas, muertas de miedo durante tanto tiempo y dejarlas así, la conciencia no me dejaría pegar ojo. No podría perdonarme haber bajado la guardia, no haber puesto más celo en mi trabajo, no haber chequeado las nuevas pulseras. Que vds. pensarán que una ministra de Igualdad no tiene que estar en los detalles, que no puede bajar a esa arena. Y yo pienso que sí, que se puede tener un cuidado especial para las cosas especiales. Y esta, lo es.
Entre finales de 2023 y marzo de 2024, se realizó un traspaso de datos de la anterior empresa que gestionaba el sistema de alertas de los dispositivos telemáticos a los dos actuales. En ese traspaso, se produjo un fallo que impedía acceder al histórico que ubicaba a los agresores. Cuando los agresores la llevan, las víctimas pasan de un nivel de riesgo alto a uno medio. Los técnicos de Cometa (Centro de Control de Medidas Telemáticas de Alejamiento) han reconocido fallos. De tener 10 o 15 alertas en los picos de trabajo, pasaron a tener acumuladas 700. Ni más ni menos que 700. Pero a Ana Redondo le parece que todo está bien porque ninguna mujer ha sido asesinada. Si yo fuera ella, estaría visitando a cada una de las mujeres maltratadas. Para decirles que no volverá a ocurrir, para decirles que se va a ocupar personalmente de que todo esté bien. Porque todas las mujeres que siguen sin dormir, que han cambiado varias veces de domicilio, que miran todo el rato a ambos lados cuando pasean, no se merecen esta sensación de indefensión, de abandono y de olvido. Y aunque sólo fuera por eso, aunque sólo fuera por el temblor de esas víctimas, yo no podría dormir si fuera Ana Redondo. Y no hace falta faltarle al respeto. Bastante tendría yo con ser ella ahora mismo.