Estados Unidos

Las cuentas de Rubalcaba

La Razón
La RazónLa Razón

El secretario general del PSOE propuso ayer cuatro medidas urgentes para luchar contra la corrupción política, de modo que se atajen nuevos casos y que las sanciones sean rápidas. Es comprensible que Pérez Rubalcaba se muestre preocupado por la proliferación de un fenómeno que, según cuantificó hace tres años el ex fiscal general del Estado Cándido Conde-Pumpido, afectaba a 264 cargos públicos del PSOE. Ciertamente, esta lacra también infecta a otros partidos, desde el PP a IU, de ahí que convenga analizar la pertinencia de la iniciativa del líder socialista. En primer lugar, propone crear una oficina anticorrupción en el seno de la Administración central, una especie de «hombres de negro» dedicados a olfatear posibles delitos o corruptelas y con amplia capacidad de acción. Esta función ya la desarrollan la UDEF y otras unidades de inspección, de indudable competencia; por tanto, lo que propone Rubalcaba es duplicar funciones y más burocracia. La segunda medida es inhabilitar para contratar con la Administración a aquellas empresas condenadas por corrupción. Aunque a Rubalcaba le sorprenda, esa cortapisa ya existe, y no sólo por una condena judicial, sino también por no estar al corriente de las obligaciones tributarias. La tercera propuesta es trasladar a la Audiencia Nacional este tipo de delincuencia, de forma que se ganaría en rapidez e imparcialidad. Es una medida a valorar, aunque obligaría a cambiar el aforamiento de los altos cargos, ya sea ante el Tribunal Supremo o ante los tribunales superiores de las autonomías, lo que no parece fácil. La última propuesta es prohibir las donaciones de las empresas a los partidos. En Estados Unidos, casi el 90% de los recursos del Partido Republicano y del Partido Demócrata proceden de donaciones privadas y empresariales. ¿Acaso hay más casos de corrupción política en EE UU que en España, donde el 80% del dinero de los partidos procede de las arcas públicas? Está bien que Rubalcaba se preocupe por que haya más transparencia y limpieza, pero para eso no basta con ocurrencias: hay que predicar con el ejemplo y empezar por uno mismo. Así, sorprende que todavía no haya publicado sus declaraciones de la renta desde el año 2003, como ha hecho Rajoy. Pero más grave nos parece la opacidad de las cuentas y balances del PSOE, que no están colgados en la página web de Ferraz ni en ningún sitio, pese a que días atrás varios dirigentes declararon lo contrario. Resulta que el partido que se presenta a los ciudadanos como el adalid de la transparencia y de la honradez oculta la liquidación de sus gastos e ingresos. ¿Tal vez porque podrían aflorar asientos atípicos como, por ejemplo, la condonación de créditos bancarios? No lo creemos, pero nada mejor para desmentirlo que seguir los pasos del PP y airear sus cuentas a los cuatro vientos.