Debate Estado Nación
Mantener los principios del PP
El Partido Popular llegó a La Moncloa tras ganar las elecciones del 20 de noviembre por mayoría absoluta. Una de las propuestas que le diferenciaba del resto de programas, y que marcaba una posición clara sobre un tema que afecta al derecho a la vida del nasciturus, era el de la reforma de la ley del aborto de 2010, que aprobó el último Gobierno socialista. El PP recibió 11 millones de votos y sería, por lo tanto, lógico inferir que la gran mayoría de estos electores acudieron a las urnas con el convencimiento de que dicha reforma se llevaría a cabo, como no puede ser de otra manera. Hay muchos ciudadanos, aunque cueste creerlo en estos tiempos de livianas convicciones éticas, que tienen valores y que consideran que los responsables públicos y, sobre todo aquéllos en quien han confiando su voto, también deben tenerlos, incluso compartirlos. Casi tres años después de la llegada al Gobierno del PP, la Ley Orgánica de Protección del Concebido y los Derechos de la Embarazada (conviene repetir el nombre entero porque en él está la huella de la filosofía que la inspira) todavía no ha sido aprobada. El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, promotor de la ley, anunció en su primera comparecencia parlamentaria en enero de 2012 que el objetivo prioritario de su mandato era sacar adelante esta ley. Sin embargo, esta semana se ha abierto la posibilidad de retirarla. De ser así, estaríamos ante un incumplimiento del programa, y no en un apartado menor. La reforma de la ley del aborto se basa en el derecho ineludible a la vida y el proceso que se ha vivido ha sabido devolver a la sociedad un debate que se daba por enterrado por esa banalización imperante de considerar que la concepción de un nuevo ser no supone ninguna responsabilidad. El texto ha sido duramente atacada desde una izquierda proabortista, incluso ahora el PSOE acusa al Gobierno de no aprobarla por puro cálculo electoral, supuesto que no contemplamos en un partido como el PP, que lleva esperando cuatro años la sentencia del TC al recurso de la ley que Zapatero aprobó en 2010. Desde estas páginas hemos denunciado la utilización electoral que la oposición ha hecho del anteproyecto de Ruiz-Gallardón, por la misma razón por la que consideramos que el Gobierno no debe renunciar a sacarla adelante. El incumplimiento del programa en este punto sólo provocaría desorientación del electorado y el retraimiento de muchos votantes. No hay motivos para que este anteproyecto no llegue al Consejo de Ministros porque su preparación se ha hecho siguiendo con escrúpulo todos los pasos preceptivos, tanto médicos como jurídicos. Recibió el aval del Comité de Bioética de España y el del Consejo General del Poder Judicial. La reforma de la ley del aborto es una línea roja que define los valores del actual partido de Gobierno y de la mayoría de sus votantes basados en la defensa a la vida, el respeto a la mujer embarazada y alejado de cualquier integrismo.
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