Asturias

Vuelta al taller

La nueva intervención quirúrgica a la que el Rey será sometido en los próximos días abre un nuevo paréntesis en la agenda real pero de ningún modo altera sus funciones constitucionales como Jefe del Estado. Nada diferente a la normalidad institucional que se observó a raíz de operaciones anteriores que también requirieron internamiento hospitalario. El hecho de que el jefe de la Casa Real convocara una rueda de prensa con la asistencia de los médicos que asistirán al Rey es una excelente muestra de transparencia que por sí sola debe resultar suficiente para disipar rumores infundados y bulos alarmistas. Están fuera de lugar las especulaciones sobre una hipotética abdicación, pues ni hay razones objetivas que la sustenten ni es oportuna por pura cuestión de respeto, salvo para aquellos que buscan cualquier excusa para erosionar el prestigio de la institución monárquica. La causa de este nuevo paso por el quirófano es una infección localizada en torno a la prótesis implantada en la cadera izquierda hace diez meses. En opinión del doctor que dirigirá la operación, el prestigioso traumatólogo gallego Miguel Cabanela, la recuperación de Don Juan Carlos puede durar entre ocho semanas, en el caso más favorable de que se necesite una sola intervención, y seis meses, en el supuesto de que para atajar el foco infeccioso se requiera una doble cirugía. En todo caso, el doctor Cabanela ha señalado que las posibilidades de éxito son de un 94%, a lo que contribuye el buen estado del paciente. Como es natural, el Rey no podrá asistir a la Cumbre Iberoamericana que se celebrará en Panamá los días 18 y 19 de octubre. Será la primera vez que falte a esta cita desde su fundación, hace 22 años. Por tratarse de una reunión de jefes de Estado y de Gobierno, el Príncipe no podrá representar a Don Juan Carlos. Sí podrá hacerlo en otros actos oficiales, como viene siendo habitual desde hace tiempo, aunque no en aquellos que están vinculados a los cometidos que la Constitución reserva sólo al Jefe del Estado, funciones que el Rey podrá seguir desempeñando incluso durante su internamiento hospitalario. En todo caso, resulta innecesario subrayar a estas alturas las capacidades del Príncipe de Asturias para representar con solvencia a Don Juan Carlos, del mismo modo que causa admiración la intensa actividad institucional que está desplegando la Reina Doña Sofía desde que el Rey ha visto limitada su movilidad. Por lo demás, no será ocioso subrayar que, si bien el doctor Cabanela ha sido llamado de la norteamericana clínica Mayo –donde es el jefe de Servicio desde hace años– la intervención quirúrgica se llevará a cabo en Madrid, cuya Sanidad goza de merecido prestigio y es de una calidad perfectamente homologable a la de los países más avanzados.