Y volvieron cantando

Elecciones vendo que para mí no tengo

Sánchez seguirá en la Moncloa atento a algún inesperado conejo de la chistera que movilice a la izquierda. En eso estamos

La impudicia instalada en todas las capas de nuestra política se ha transformado ya en algo tan peligroso para la salud democrática como es el permanente desprecio cuando no burla a una ciudadanía cuya escala de valores puede pasar -y esto es especialmente inquietante- de no creer a sus dirigentes públicos a directamente desconfiar del propio sistema. La mentira y el «cambio de opinión» según amanezca el día forman parte ya del paisaje político cubierto por la boina de contaminación alimentada permanentemente por un gobierno capaz de negar cualquier evidencia y de reinterpretar la realidad a su antojo y albedrío. Resulta que el jefe de un ejecutivo manifiestamente indigente de apoyos para poder sacar adelante una mínima hoja de ruta de gobierno y paralizado por obra y gracia de un prófugo de la justicia se niega en redondo a convocar elecciones para que los españoles puedan sentenciar a propósito de una nueva etapa de estabilidad, pero se permite el lujo -hace exacto una semana- de exigir el adelanto de comicios en la comunidad valenciana. Una comunidad que por cierto sí tiene presupuestos a diferencia de lo que ocurre a nivel estatal donde, con Sánchez a la cabeza (y ya llevamos cuatro años de dos legislaturas), ni están ni se los espera.

La «estabilidad», la «mano tendida» y el «trabajo y trabajo» a lo que sigue aludiendo el gobierno con la ayuda de sus terminales mediáticas es un mantra tan irreal y dañino para el país como inquietante resulta la parálisis legislativa decretada por Junts, sobre todo porque no son precisamente menores las leyes en trámite de enmiendas ahora metidas en el congelador. Si excluimos lo que sí saldrá adelante por decreto de Waterloo, cuestiones menores como la ley de atención a la clientela o la de movilidad sostenible, el gobierno presidido por quien solo quiere elecciones para otros no sacará adelante iniciativas clave como la de prevención de consumo de alcohol por menores, la de la reforma judicial -ley «Bolaños»-, la orgánica de régimen electoral general, la de información clasificada o entre otras muchas -sumamos veinticuatro- las de libertad de expresión o inclusión laboral de discapacitados. Ignorando todo esto y en consecuencia arriesgando los fondos europeos, Sánchez seguirá en la Moncloa atento a algún inesperado conejo de la chistera que movilice a la izquierda. En eso estamos.