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Y volvieron cantando

Enrocarse y rezar para que llueva

Le brindarán respiración asistida y con permiso de la justicia y de la UCO tratará de ganar dos años que perderá el país

Salvando distancias porque la situación es bastante más grave que hace poco más de un año, la actitud del presidente del gobierno tras el tsunami de casos de corrupción que asola al PSOE se asemeja a su espantada de hombre «enamorado» para reflexionar sobre su futuro. Sánchez se echaba a un lado durante cinco días de «reflexión» pero en realidad estaba dando un paso atrás para tomar impulso, o si prefieren optaba –muy probablemente como ahora– por la táctica del que transforma retroceder en dar media vuelta y avanzar.

El jefe del gobierno suspendía tras la durísima sesión de control del miércoles en el congreso toda actividad institucional –incluida su presencia en el congreso de Comisiones Obreras– para encerrarse en la Moncloa en torno a otra tarea reflexiva cuyas consecuencias volverán a tener mucho más que ver con su supervivencia política que con un interés general lamentablemente condicionado por la incapacidad para gobernar. La carta de Sánchez al secretario general de la OTAN ha sido todo un aviso a navegantes en clave interna, no solo para certificar su intención de alargar el «chicle» de la legislatura, sino para dejar claro a socios y opositores que la chistera de las ocurrencias va a funcionar a pleno rendimiento creando un universo paralelo de expectativas que traten de solapar la incesante diarrea de noticias relacionadas con la corrupción. A estas alturas de la película, a Sánchez le importa lo justo que su imagen de líder occidental creíble quede definitivamente arrumbada de puertas para afuera teniendo en cuenta que la negativa a asumir el 5 % del gasto militar en el PIB va sustancialmente dirigida a la amplia parroquia antibelicista que recorre transversalmente nuestra izquierda y ante la que pretenderá situarse como único referente europeo capaz de no seguir las directrices de la «bicha» Donald Trump. Sánchez ha mostrado las mismas cartas que ya le conocemos y que no son otras que la sublimación de la estrategia personal frente a una renqueante marca España fuera de nuestras fronteras con consecuencias desgraciadamente previsibles para el país a medio plazo. Tras la carta a la OTAN habrá más movimientos en clave de gestos al separatismo y a la izquierda que aún le compra el discurso anti «fachosferas». Le brindarán respiración asistida y con permiso de la justicia y de la UCO tratará de ganar dos años que perderá el país.