
Big data
Los españoles somos los segundos de Europa en consumo de productos falsificados
En España se pierden más de 15.000 puestos de trabajo cada año por este fraude comercial
La falsificación o imitación de productos destruye puestos de trabajo en España y los crea principalmente en la República Popular China. Somos el segundo país europeo en el que los ciudadanos adquieren más productos de esta clase, solo por detrás de Bulgaria. Las autoridades españolas son en buena medida responsables de ello, ya que el 86,2% de nuestro déficit comercial mundial se debe únicamente a la importación desde China de 41.038,3 millones de euros en 2024, frente a unas ventas ridículas de 6.927,4 millones de euros, generando un déficit comercial de 34.110,9 millones de euros. La solución es reducir abruptamente, mediante aranceles, la entrada de producto de este país o equilibrar la balanza multiplicando las compras de la R.P.China a España, con lo que se generarían decenas de miles de puestos de trabajo. Según el informe SIGNE de abril de 2014, el 13% de los ciudadanos de la Unión Europea había comprado conscientemente productos falsificados. En España, segundo país del ranking europeo, el porcentaje se eleva al 20%. Bulgaria es el primero con una tasa del 23%. De hecho el 80% de los europeos opina que las falsificaciones sirven de apoyo a organizaciones criminales, arruinan negocios y destruyen empleos. Mientras que el 71% sabe que adquirir productos falsificados contribuye al tráfico ilegal y el trabajo infantil. Pero un insolidario 31% cree que es aceptable comprar falsificaciones cuando el precio del producto original es demasiado elevado.
El informe publicado en 2024 por el Observatorio Europeo sobre Infracciones a los Derechos de Propiedad Intelectual desvela la repercusión de los productos falsificados en las manufacturas europeas en el conjunto de la Unión.
El estudio abarca el periodo 2018 a 2021 y se concluye que en ese tiempo el 5,2% de las ventas de ropa y calzado era productos falsificados. En cosméticos se llegaba al 4,8%, para dispararse al 8,7% en juguetes.
Se estima que el coste anual de la piratería es de 12.000 millones de euros en el sector de la ropa/calzado, de 3.000 en cosmética y de 1.000 millones en juguetes. En este estudio sobre las tendencias de las ventas en estos tres sectores se pone de relieve la magnitud de las falsificaciones para los negocios legítimos, que sufren los efectos de la disminución de las ventas y, como consecuencia directa, emplean a menos personas.
En Alemania, el mayor mercado de consumo de la UE, se pierden casi 40.000 puestos de trabajo en los sectores de la confección, la cosmética y los juguetes, según el informe. Otros países como Italia (24.241), Polonia (18.244), España (15.044) y Francia (14.427) también están sufriendo la pérdida de empleos en los tres sectores más afectados. Se estima que el coste laboral se encontraría en torno a 195.600 empleos.
La compra de estos artículos falsificados entraña además graves riesgos para la salud y la seguridad de los usuarios, además de ser un fraude para el fisco y la sociedad, ya que por adquirir un artículo más barato dañan la economía de la nación.
La alimentación no es ajena a las tramas fraudulentas. La FDA (la agencia reguladora de alimentos en Estados Unidos) estimó en 2024 que el 1% de la producción mundial de alimentos era objeto de algún tipo de fraude o falsificación, Cuantificaba las pérdidas en 40.000 millones de dólares. Entre los 18 productos más falsificados a escala planetaria se encuentran seis emblemáticos de España y presentes tradicionalmente en nuestra alimentación: aceite de oliva virgen extra, miel, otros aceites de oliva, zumo de naranja, vino y azafrán.
Solo un mayor control sanitario y de trazabilidad, así como un incremento de las condenas y multas, disuadirían de cometer estas tropelías.

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