Biblioteca Harley-Davidson

Estoicos

Conocen que la serenidad ante lo que no van a poder evitar es necesaria, pero que necesitan también el valor para cambiar lo que sí está en su mano impedir y la sabiduría para diferenciar entre ambas cosas

¿Va a resultar ahora que es promover la discordia negarse a creer mentiras? ¿Sobre todo si se pretende convencernos de que esas mentiras obedecen a un supuesto interés nacional? Quien acepta el deber de suprimir la verdad en interés de la nación empieza a deslizarse por un tobogán de caída muy peligroso. Eso es lo que está sucediendo en las conversaciones entre los aspirantes a formar gobierno en la próxima investidura.

Dado que los sapos que se han de tragar para llegar a un acuerdo son enormemente humillantes y vejatorios de uno y otro lado, todos está recurriendo al eufemismo, a la ocultación, a la simulación y al fingimiento. La población sabe que el resultado final del acuerdo obedecerá más a los intereses particulares de quienes están negociando a sus espaldas que al beneficio colectivo. En eso nadie se lleva a engaño y la gente se lo toma con estoicismo. De ese estoicismo del contribuyente se aprovechan para hacer lo que quieren aquellos que no creen en cualquier motivación sincera o filantrópica. Pero subestiman esa capacidad del votante, porque el estoicismo es una filosofía, no una terapia. El éxito de los actuales manuales de autoayuda puede llevar confundir una cosa con otra, pero en realidad las terapias van destinadas a decir a la gente cómo superar específicos problemas de naturaleza psicológica. Una filosofía, en cambio, es algo más complejo que te proporciona una pintura general de la vida que te rodea.

Debido a los acontecimientos de los últimos cien años, el estoicismo ha arraigado con bastante naturalidad entre la gente razonable y bienintencionada de cultura media. Saben que la razón y la sociabilidad son los dos pilares de la excepcionalidad humana. Conocen que la serenidad ante lo que no van a poder evitar es necesaria, pero que necesitan también el valor para cambiar lo que sí está en su mano impedir y la sabiduría para diferenciar entre ambas cosas. Un respeto a ellos.