Parresía

En el extrarradio

Haber remarcado que él sí gana elecciones es algo que el presidente no le perdonará

Si alguien pensaba que al culebrón de la amnistía le quedaban un par de capítulos y que Carles Puigdemont ya había conseguido su propósito de ser perdonado, se equivocaba. La operación para salvarle, la ley que busca beneficiarle exclusivamente a él y a los suyos a base de enmiendas «a la carta» entre Gobierno e independentistas, la norma que se va redactando en función de las necesidades de Junts y ERC, se ha topado ahora con otro auto del juez García Castellón, que veremos qué recorrido tiene.

El juez del caso Tsunami se remonta a 2019, a unos disturbios en Barcelona, tras la sentencia condenatoria del Procés, cuando dos policías resultaron heridos de gravedad. García Castellón ve claro que, con esas agresiones, se vulneró el convenio europeo de derechos humanos y que, por tanto, son delitos que no se pueden amnistiar, cuyo último responsable es el fugado de Waterloo. El magistrado entiende que el expresident Puigdemont asumió la posibilidad de que hubiera muertos en esas protestas.

En resumen, estamos ante una complicada partida de ajedrez entre un Gobierno que intenta tapar sus incongruencias para subsistir y un juez que no se achanta, a pesar de los ataques de lawfare. García Castellón está convencido de que Puigdemont y los CDR no deben ser amnistiados, de que en Europa le escucharán. Y cuando llegue el momento, cuando se personen en la causa, habrá que escuchar también el testimonio de las víctimas de esas agresiones de los radicales independentistas. Uno de los agentes ha quedado inhabilitado para seguir ejerciendo. Que le expliquen a él qué significa terrorismo.

El argumentario del Gobierno, esta semana, ha sido de traca, intentando convencer a los españoles de que nada tiene que ver lo del Procés con lo de ETA, haciéndonos ver la importancia de perdonar al independentismo catalán para favorecer la convivencia pacífica. El problema es que, incluso en el seno del PSOE, el mensaje no cala. Y en este punto emerge el protagonista de la semana, Emiliano García Page, desahogándose con tres barones del PP y afirmando que su partido está en el extrarradio de la Constitución. Una bomba, tratándose del único líder socialista que gobierna con mayoría absoluta una Comunidad Autónoma. Una osadía del único político en activo del PSOE que se atreve a no morderse la lengua en público, ante las políticas de Sánchez. Haber remarcado que él sí gana elecciones es algo que el presidente no le perdonará. Entretanto, la vida continúa. Los periodistas seguiremos atentos al próximo capítulo de la amnistía, aunque me temo que el desinterés general por el asunto irá creciendo. Hace ya tiempo que la mayoría desconectó hacia el extrarradio de la política.