
El bisturí
El gasto social en España corre serio riesgo con el rearme
Como España no puede ya ni disparar aún más su deuda ni subir mucho más los impuestos, los recortes están asegurados
Españolito de a pie, no deje que le cuenten películas ni que le embauquen con milongas ni con falsos mensajes pseudopacifistas. Lo que plantea Europa, esa Europa abotargada bajo el gobierno de los burócratas y de los mercachifles, no es una mera estrategia defensiva, ni un modelo de autoayuda o de socorro mutuo frente a amenazas inciertas. Es un rearme en toda regla. La llegada de Trump y la renuncia de Estados Unidos a seguir tapando nuestras vergüenzas ante la bravuconería de Putin están forzando a todos los estados a poner en marcha la maquinaria bélica y a armarse hasta los dientes. Y España, desde luego, no será una excepción.
Por mucho que quiera disfrazarlo, incluyendo como defensivos gastos que no lo son para no enfadar a su electorado ni molestar a sus socios de gobierno, Pedro Sánchez ya está envuelto en esa espiral desatada en Francia y Alemania, en los países bálticos y en los estados satélite de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). España será un país más en esta entente no precisamente cordial que tratará de pararle los pies al presidente ruso sin un salvavidas al que agarrarse en caso de necesidad, porque la Norteamérica de Trump es un verso suelto que va por libre y del que ya no te puedes fiar, y se ha hartado de pagarle la fiesta a los demás. Al igual que el resto de sus socios europeos, nuestro país deberá reactivar su industria armamentística, movilizar a su Ejército, adaptarse a la guerra electrónica, actualizar su artillería y comprar todo tipo de equipos disuasivos y ofensivos para usarlos en caso de necesidad.
Y todo esto, españolito de a pie, afectará a su vida diaria, a su bolsillo y a las prestaciones que recibe del Estado. Por mucho que le cuenten, tenga en cuenta que el pastel es el que es. Si aumenta una porción, las demás serán más pequeñas. No hay vuelta de hoja ni solución taumatúrgica que quebrante tal principio. Si gastas más en defensa, deberás hacerlo menos en Educación, o en Sanidad, o en Dependencia, o en pensiones, o en todas ellas. Hacer lo contrario sería imposible. No crea, por tanto, a los que le digan que el gasto militar no restará un ápice de gasto social, porque es falso. Tan falso como el comité de expertos que supuestamente asesoraba al Gobierno en materia de covid, como las promesas de no pactar con independentistas o los proetarras de Bildu y como tantas otras cosas. El problema de España es que no cuenta con el margen del que sí disponen otros países a la hora de realizar tal dispendio bélico. En Alemania, el ganador de las elecciones, Friedrich Merz, y el canciller en funciones han pactado una reforma constitucional para flexibilizar el freno de la deuda, pero partiendo de la base de que allí no supera el 60% del PIB. En España, ronda el 100% y apenas queda margen para subir más, so riesgo de destrozar la economía. Con todo y con ello, el país retocará las pensiones y reducirá empleo en los ministerios. Estonia, por ejemplo, ha optado por recortar el presupuesto de infraestructura civil para financiar su defensa, mientras que Finlandia reducirá las subvenciones a la vivienda, los subsidios a los alquileres o la renta básica. ¿Y España? Como España no puede ya ni disparar aún más su deuda ni subir mucho más los impuestos, los recortes están asegurados. Ya lo verán.
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