Letras líquidas
Generación «sándwich»
Dada la considerable pérdida de poder adquisitivo del grueso de los trabajadores, unos mimos a la «generación sándwich» a lo largo de esta campaña no vendrían nada mal
Cuando Dorothy Miller acuñó en 1981 el término «generación sándwich» aspiraba a visibilizar las condiciones de las mujeres de mediana edad que quedaban atrapadas entre los cuidados a sus hijos y a sus mayores. Como trabajadora social detectó una realidad en Estados Unidos que luego se identificó también en otros países y que se extendió a más colectivos: a todos aquellos que quedan encajados, como aprisionados, y algo olvidados, entre otros más vulnerables. Y justo pensaba en este fenómeno al filo, como estamos, de la campaña del 28-M. Si antes las semanas previas a la cita con las urnas eran sucursales contemporáneas de la lámpara de Aladino, que iban concediendo deseos con solo frotarlas, ahora que se han convertido en periodos más clave para el resultado (por la procrastinación política, ya saben, esa decisión del voto de última hora), las tentaciones agasajadoras se multiplican.
Y, de manera especialmente llamativa, este comienzo de mayo está generando una catarata de promesas casi en tiempo de descuento por parte de Sánchez (llegan a cifrarse hasta en los 10.000 millones). Propuestas y ofertas de todo tipo que conjugan el punto de partida de cualquier programa electoral, que implica saber qué preocupa a los ciudadanos y qué quieren, con un segundo elemento fundamental para conquistar los anhelados apoyos, y que pasa por determinar a quién dirigirse. Y ahí aparecen dos «target» principales: los jóvenes, planes para construir viviendas-«Interrail»-más planes para construir viviendas, y los mayores, el grupo que más ha revalorizado su renta este año por la reforma de las pensiones. Que nadie se escandalice ni vea atisbo de efebofobia o gerontofobia. Nada más lejos de la sociedad ideal a la que debemos aspirar. Pero, dada la considerable pérdida de poder adquisitivo del grueso de los trabajadores, unos mimos a la «generación sándwich» a lo largo de esta campaña no vendrían nada mal. Por aquello de cohesionar el país, más que nada.
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