La situación

Gestionar la oposición

«Feijóo se sostiene al frente del PP después del 23 de julio porque, en realidad, ganó las elecciones»

José Luis Rodríguez Zapatero solía decir que cualquiera puede ser presidente del Gobierno. Si completáramos la frase, podríamos añadir que, sin embargo, no cualquiera puede ser un buen presidente del Gobierno. Gobernar es una tarea extraordinariamente compleja, en la que lo habitual es verse obligado a elegir entre dos males, sin que esté claro cuál de esos males es el peor de los dos.

Pero, siendo así, tampoco resulta sencillo gestionar la tarea de oposición. Más aún, cuando la perspectiva previa a las elecciones, como en el caso del PP, era la de que el poder estaba a la vuelta de la esquina. Una victoria insuficiente y que, por tanto, no permite formar gobierno, supone un duro varapalo para un partido político, porque se frustran muchas expectativas entre sus dirigentes: confiaban en ser ministros y ahora solo son diputados. Y una situación de ese tipo provoca dudas sobre la capacidad del líder y sobre sus posibilidades de alcanzar el objetivo cuando se presente una nueva ocasión.

Ese es el momento político en el que está el jefe de la oposición, que lo es por la potestad del cargo que ocupa, pero que también necesita ganarse el cargo por la autoridad que le concedan sus militantes y sus votantes. Y ese trabajo no termina con la formación de un equipo, como ya ha hecho Alberto Núñez Feijóo, sino con la labor eficiente que realice.

Aznar perdió dos elecciones antes de que los dirigentes de los que se rodeó sumaran el crédito suficiente para alcanzar el poder. Rajoy heredó el equipo de Aznar que, lejos de facilitarle la labor, supuso un freno para el líder. Después decidió hacer su propia alineación y ganó las elecciones, superadas dos derrotas.

En este tiempo, la política transita a mucha velocidad y la paciencia es un bien escaso. Se exigen resultados inmediatos. Feijóo se sostiene al frente del PP después del 23 de julio porque, en realidad, ganó las elecciones. Ahora, el objetivo del Partido Popular es que el nuevo proyecto de Feijóo sea creíble como alternativa de gobierno. Y eso pasa, para empezar, por la credibilidad de quienes le rodean.