Big Data
Una gran mayoría de españoles defiende que Putin sea juzgado por crímenes de guerra
El 69,5% de los encuestados cree posible que Rusia ataque a otro país
Un mes después de que Vladimir Putin emulara a Gengis Kan y lanzara a sus violentas hordas a la conquista de Ucrania, el Centro de Investigaciones Sociológias (CIS) preguntaba a los españoles, perplejos y/o sorprendidos por esta agresión militar, en pleno siglo XXI.
A pesar que la inteligencia estadounidense ya la anunció meses antes, muchos ciudadanos de nuestro país creían que no volvería a darse una guerra en Europa, y que el fin de la Guerra Fría entre Occidente y la URSS suponía poco menos que el «adiós a las armas», el desarme total y unilateral. Incluso algunos proponían eliminar la inversión publica en materia de defensa y seguridad. Obviamente se trataba de elementos y organizaciones al servicio de Moscú y Pekín, capitales del bloque emergente.
En este estudio del CIS de marzo de 2022 el 87,0% de los españoles afirmaba que el ejército ruso estaba cometiendo crímenes de guerra en Ucrania. Otro 83,9% estaba de acuerdo con llevar ante la Corte Penal Internacional de La Haya al inquilino del Kremlin.
Este baño de realidad ha hecho que un 61,0% de los ciudadanos del país considere que la Unión Europea debería tener un Ejército propio financiado por ella para mantener una defensa activa y plenamente operativa de todo el territorio comunitario.
Pero volvamos la vista atrás, al mismo mes pero del año 2003, ante la intervención aliada en el Irak de Sadam Husein; el 90,8% de los ciudadanos españoles consultados por el CIS manifestaban estar en contra de la invasión.
Recordamos la campaña política capitalizada por Izquierda Unida y organizaciones afines con su eslogan «No a la guerra», que arrastró incluso al PSOE a colocarse tras las pancartas en las famosas manifestaciones contra el conflicto. Ahora esa izquierda no se ha movilizado, no ha desempolvado las viejas pancartas del «No a la guerra» de 2003.
La obediencia a organizaciones internacionales obliga a tener una doble vara de medir ante la barbarie rusa y otras contiendas con protagonismo occidental.
Las consecuencias de la guerra han reforzado la unidad de los socios de la OTAN, ha hecho que Alemania, Suecia y Finlandia se liberen del «síndrome de Estocolmo» y asuman que la docilidad ante Moscú nunca puede ser la solución. Los escandinavos han renunciado a su neutralidad e ingresarán en la OTAN. Alemania recuperará su independencia energética que la mantenía hasta ahora cautiva a Rusia, que la proveía de abundante gas y petróleo barato. El canciller Olaf Scholz ha comprometido 100.000 millones de euros para rearmar y modernizar al ejército alemán, que prácticamente se había convertido en una triste sombra de los que fue. De este modo Alemania armada contribuirá a la disuasión militar frente a Rusia junto con el resto de sus socios europeos y norteamericanos.
Tras décadas de recortes presupuestarios en defensa los ejércitos europeos vuelven a rearmarse. Muchas de las capacidades de los noventa se han ido reduciendo o perdiendo por la caída de la inversión en defensa. Ya lo advertía la OTAN a sus miembros la necesidad de aumentar el gasto militar. En la cumbre de Gales de 2014 se fijó como objetivo que en 2024 se alcanzara una inversión del 2% del PIB de todos los países miembros. Ahora esa meta quiere elevarse al 4% del PIB, lo que supone un desembolso anual de 560.000 millones de euros, prácticamente diez veces más que el presupuesto ruso en defensa que es de 60.000 millones de euros, y más de dos veces el chino, que es de 228.000 millones de euros. Aunque quedaremos todavía por detrás del presupuesto de EEUU, que es de 807.000 millones. Por lo que el bloque occidental de la OTAN multiplicará por 4,7 veces el gasto militar conjunto de Rusia y China. Lo que disuadirá a estos dos países de realizar futuras agresiones, no solo en suelo europeo, sino también asiático o en cualquier lugar del planeta.
En el barómetro de abril de 2022 el 69,5% respondía al CIS que creía posible que Rusia invadiera en algún momento otros países del Este de Europa.
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