El trípode

Hamás y ETA, promotores del Nobel de la Paz para Sánchez

Promover para Sánchez ese Nobel pone de manifiesto que destacados sanchistas como el referido ministro están auténticamente abducidos por su líder supremo

“Lo que faltaba para el duro” es una “frase hecha” de la época en que la peseta era la moneda española oficial y el “duro” la denominación coloquial de la moneda de cinco pesetas. Significaba la aparición de algún hecho que culminaba una serie de sucesivos acontecimientos inesperados y negativos. Cual un gasto final imprevisto que obligaba a pagarlo con el único ahorro disponible en aquel momento y que agotaba el último “duro”. Resulta aplicable a la última genialidad del ministro de la Democrática Memoria Víctor Torres, que, en una entrevista en la TV canaria, ha expresado su convicción de que Sánchez es merecedor del Premio Nobel de la Paz. Tras poder ver al Fiscal General del Estado en ejercicio de sus funciones, juzgado en el Tribunal Supremo por un presunto delito, y a la fiscalía -la institución encargada de promover el cumplimiento de la ley- pidiendo su absolución, pareciera que el sanchismo que venía a garantizar la “salvaguarda de nuestra calidad democrática” ya había alcanzado su cénit, pero no es así. Promover para Sánchez ese Nobel pone de manifiesto que destacados sanchistas como el referido ministro están auténticamente abducidos por su líder supremo. Y a esos efectos sería muy oportuno que a su propuesta se adhiriera una organización tan pacifista como Hamás, que es una gran admiradora de su política en Gaza. Además de su estrategia para mantener ahormado en torno a él a sus socios de Gobierno, que como cualificados comunistas tienen una acreditada hoja de servicios en favor de la paz. Aunque el Parlamento Europeo no lo considere exactamente así, al haber condenado a esa ideología junto al nazismo, por los millones de víctimas causadas en Europa el pasado siglo. En cuanto a su política nacional es conocida su estrategia basada en la creación de un muro entre los suyos y la oposición que fomente la división y el enfrentamiento entre ambos, que tampoco parece que fomente la paz social y el entendimiento entre los diversos grupos que la integran. Su maestro y predecesor en la Moncloa se lo dijo a su entrevistador -sin saber que estaba siendo escuchado en directo por TV- en plena campaña electoral de 2008, “nos conviene que haya tensión”. Consigna que su aventajado alumno cumple a la perfección. En cuanto al ministro promotor de su Nobel de la Paz tampoco parece muy pacifista su democrática “memoria” -tan democrática que debe ser cumplida por imperativo legal-; merece recordarse que fue aprobada gracias a Bildu, que consiguió a cambio de su apoyo el que se aceptaran diversas enmiendas suyas. Por supuesto en favor de la democrática memoria de la también pacifista organización ETA.