
Cuartel emocional
Los hombres extraordinarios
La historia está llena de ejemplos de hombres y mujeres extraordinarios que han marcado la diferencia en diferentes ámbitos
Los hombres extraordinarios son aquellos que dejan una huella profunda en la historia y en las vidas de quienes los observan, personas que, con su carácter, acciones y valores, inspiran a otros a ser mejores y a luchar por sus sueños. Estas personas destacan por su valentía, integridad, pasión y compromiso con causas importantes, ya sea en el ámbito personal, social o profesional, su ejemplo motiva a quienes los conocen a seguir adelante, incluso en momentos difíciles. El ser extraordinario no solo se mide por sus logros, sino también por su capacidad de empatía y su deseo de ayudar a los demás. Muchas veces enfrentan obstáculos y adversidades, pero su resistencia (me niego a decir resiliencia, palabra de moda, muy utilizada por Sánchez, hombre nada extraordinario, por cierto) y por su determinación, los impulsan a seguir adelante, demostrando que la perseverancia y la confianza en uno mismo pueden superar cualquier dificultad. Además, suelen ser líderes que motivan a su comunidad, promoviendo cambios positivos y dejando un legado duradero. La historia está llena de ejemplos de hombres y mujeres extraordinarios que han marcado la diferencia en diferentes ámbitos: científicos que han revolucionado nuestro conocimiento, líderes que han luchado por la justicia, artistas que han enriquecido nuestra cultura y activistas que han defendido los derechos humanos. Todos ellos comparten una característica común: un compromiso genuino con sus ideales y un deseo sincero de hacer del mundo un lugar mejor. En la vida cotidiana, también encontramos hombres extraordinarios en nuestras familias, amigos y comunidades. Son aquellos que, con su ejemplo y humildad, nos enseñan valores como la honestidad, la generosidad y la perseverancia. Celebrar y reconocer a estas gentes nos inspira a seguir sus pasos y a contribuir, desde nuestro lugar, a un mundo más justo y mejor. En definitiva, los hombres y mujeres extraordinarios son aquellos que, con su carácter y acciones, inspiran, transforman y dejan un legado positivo en la historia y en nuestras vidas.
En España gozamos de una larga nómina de gente excepcional y sería muy difícil establecer un orden en los que sobresalieron, por ejemplo, en el siglo XX. Se me ocurre empezar por el Rey Juan Carlos, porque es de justicia, pero inevitablemente se nos pone a todos en la cabeza Picasso y Dalí; Ramón y Cajal, Severo Ochoa y Margarita Salas; Camilo José y Lorca y Machado, también Carmen Laforet; Julio Iglesias y Lola Flores; Rafa Nadal y Seve Ballesteros, también Santana. Es que es muy difícil. Y fuera de nuestras fronteras Einstein, Kafka, o Churchill y Kissinger (obsérvese que tres de cuatro son judíos). Pero quisiera llegar a un punto que es el siguiente: ¿cómo asumir el panorama desértico actual? ¿Cómo no deprimirse ante un Ábalos, un ínfimo Bolaños, una Yolanda, una Marisú o una cínica Alegría que produce la náusea cuando habla en sus comparecencias ante la prensa? Se salva Cuerpo, a quien se le ve otro tipo de preparación, si bien debería cuidar un poco su físico poco aseado. En cuanto a lo intelectual, artístico y musical el panorama no es muy animado. Se salvan los plásticos, pero en cuanto a escritores hay que decir que se publica mucho con calidad escasa o nula, y en lo sonoro, francamente no se me ocurre un trovador o una voz femenina que sobresalga. Eso sí, mostrando mucha cacha y mucha poitrine, que no sustituye la calidad que se exige a alguien que se dedique a cultivar ningún género musical. En la política ya hemos recitado un triste muestrario, con Sánchez al frente de una banda y el gallego Feijóo deprimiendo a la derecha.
CODA. Es triste que las necrológicas de un escritor, a propósito de hombres extraordinarios, se manejen más en las páginas de vida social que en las de cultura. Eso le ha pasado a Mario, el hombre de la mirada seductora por bailar con la más guapa.
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