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Y volvieron cantando

De IFEMA a la Moncloa, con curvas

Alberto Núñez Feijóo se presentará como reelegido e incontestable presidente del Partido Popular en lo que deberá ser un trampolín definitivo

La corrupción ocupa y preocupa tanto al gobierno que ya no gobierna y eso ya lo sufrimos en Renfe, en Barajas y en tuits de ministros como pollos sin cabeza. Pues a partir de ahora y con la que está cayendo, Núñez Feijóo deberá tener ya meridianamente claro lo que debe pedir a los españoles, una mayoría ABSOLUTA con mayúsculas, un cheque con el suficiente porcentaje de confianza ciudadana para sacar a España de la actual situación de degradación institucional y poder hacerlo sin las «tutelas o tutías» que imponen determinados peajes parlamentarios. Nada de mayorías «suficientes». Mañana domingo con una cúpula del partido parcialmente renovada, sin quitarle un ápice de presencia a la guardia pretoriana gallega y con la sensación de balsa de aceite que confieren los cónclaves en los que se trata de no agitar demasiado las aguas ante la sensación general de recuperación del gobierno del país con todo lo que conlleva, Alberto Núñez Feijóo se presentará como reelegido e incontestable presidente del Partido Popular en lo que deberá ser un trampolín definitivo desde el Palacio de Congresos de IFEMA al Palacio de la Moncloa, con permiso de la potente maquinaria de enredos a disposición de Pedro Sánchez y de esos, a veces inexplicables, disparos en el propio pie que en ocasiones suele propinarse el Partido Popular haciendo eternas las travesías a nado para acabar muriendo exhaustos en la orilla, como ocurriera en una campaña electoral de julio de 2023 en la que a Feijóo le sobraron los quince días.

El presidente de los populares llegaba a este cónclave a lomos de unas encuestas claramente favorables y muy cercanas a esa cifra mágica de escaños que no obligaría a leoninas concesiones a Vox, pero la situación del país con un gobierno sumido en el descrédito por la corrupción tal vez demande un plus de calidad aun por asentarse en el líder de la oposición a la hora de traducir en expectativas contantes y sonantes lo que se palpa en la calle como un cambio de ciclo, de momento más social que netamente electoral. Feijóo tiene la suficiente capacidad para mostrar a los españoles un proyecto claro de país y tiene tiempo, porque Sánchez alargará la agónica legislatura buscando conejos en la chistera ergo, andamiaje ideológico de acero, cabeza fría que diría Aznar, buenos portavoces y cero complejos ante adversarios con cartas marcadas.