
Mar en calma
Lo inolvidable
Tuve la oportunidad de transmitir el poder sanador del perdón, la gratitud y el hecho de confiar en la vida. Contarlo no borra la herida, pero da visibilidad a lo inolvidable.
Cuarenta años después, España vuelve a participar en Europalia, un festival que está sirviendo como plataforma del arte español tradicional y contemporáneo en Europa. En un momento de reflexión sobre nuestra historia democrática, integración europea y cultura plural, el Instituto Cervantes de Bruselas quiso recordar la parte más sangrienta de nuestra democracia, para que no vuelva a repetirse.
Vivimos un emotivo coloquio donde la cultura y la memoria se unieron para recordarnos que vencer el silencio es primordial para sanar todas las heridas. El encuentro «Narrar el horror: el terrorismo en primera, segunda y tercera persona» reunió a autores que de forma testimonial, novelada o gráfica, hemos dado sentido al dolor, transformando lo que fue traumático en palabras que sanan.
Gabriela Ybarra, a cuyo abuelo, empresario, político, alcalde de Bilbao, presidente de la Diputación de Vizcaya, ETA secuestró y asesinó, destacó el silencio y el tabú acerca de la muerte en los que ha crecido. Javier de Isusi, con sus cómics, ayuda a la comprensión y la memoria. «He visto ballenas» narra el encuentro de tres hombres marcados por ETA: un exmiembro de la banda terrorista, su compañero de celda por pertenecer a los GAL y una víctima. Está inspirada en testimonios reales y aborda el dolor de las víctimas y el arrepentimiento de los victimarios.
Además tuve la oportunidad de transmitir el poder sanador del perdón, la gratitud y el hecho de confiar en la vida. Contarlo no borra la herida, pero da visibilidad a lo inolvidable.
Tampoco olvidamos otro tipo de horror: el que dejaron las fuertes lluvias en lugares de Valencia. Tanto el dolor como la indignación siguen terriblemente presentes. Aflora también, afortunadamente, ese inquebrantable espíritu de superación y solidaridad que tanto caracteriza a los españoles. Sabemos que el dolor, cuando se comparte, es mucho más llevadero.
Gracias a quienes ayudan a sanar el dolor y a quienes escuchan, empatizan y no olvidan lo inolvidable.
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