Parresía

No sabe, no contesta

Lo importante era no contradecirse, no incurrir en un falso testimonio y que recordáramos -de este día- sus gafas de Dior. Misión cumplida

Esta semana volví a recorrer la zona cero de la dana y comprendí lo muchísimo que queda por hacer allí. La desgracia fue mayúscula y, precisamente por eso, quiero que quede constancia, en este rincón, de que hay lugares donde todavía no ven la luz. Cientos de viviendas habitadas -las que flanquean el barranco del Poyo- podrían venirse abajo en cualquier momento, por no hablar de los otros cientos de trasteros y garajes a los que sus dueños todavía no han podido acceder, o de los miles de niños que van a barracones, a dar clase. Estaremos pendientes.

De los políticos, ¿para qué hablar? Se comprende la total desafección ideológica e incluso la ira de tantos valencianos. No les menciones a Mazón, ni al Gobierno central. Cuando hace un año nos tocó cubrir aquella tragedia, cuando llegamos a aquellos pueblos a la par que la UME, comprobamos que nadie les había asistido en días, que convivían en aquel apocalipsis de lodo con cadáveres, desesperados, en medio del caos. Visto lo visto, poco pasó en Paiporta cuando la visitaron los Reyes, Mazón y Sánchez. Los Reyes han regresado seis veces después de aquello. Pero nuestro presidente Pedro Sánchez no se lo ha planteado y su entonces ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, tampoco ha tenido el gesto de acercarse por allí. ¿Quiénes omitieron su deber, a sabiendas de que eso podría suponer la pérdida de vidas? Lo dijo alto y claro una de las víctimas en el funeral de Estado laico. Esos que no estuvieron a la altura -Carlos Mazón entre ellos- tendrían que haber dimitido hace ya mucho tiempo. Y el Gobierno central debería haber ayudado desde el minuto cero a las regiones damnificadas. No sé a qué estará esperando el todavía presidente valenciano para irse, y no entiendo por qué no le obligan desde Génova.

El PP tendría que hacerse mirar lo de Mazón y, de paso, hacer autocrítica tras el episodio de ayer en el Senado. Se les ha escapado el presidente del Gobierno en la comisión de investigación del caso Koldo, y no abundan las ocasiones para interrogarle.

Sánchez se había preparado la estrategia: deslegitimar la propia comisión y recurrir al «no me consta, no sé, lo desconozco» ante preguntas comprometedoras. No sabemos el porqué del trasiego de dinero en efectivo, ni cuánto recibió él. No sabemos si conocía las actividades de sus «números 3». Tampoco cuántas veces había hablado con el anecdótico Koldo. Ni siquiera le constaba al presidente la juerga de Ábalos en el parador de Teruel, o haberse reunido con Víctor de Aldama. Lo importante era no contradecirse, no incurrir en un falso testimonio y que recordáramos -de este día- sus gafas de Dior. Misión cumplida.