El bisturí

La izquierda destroza la Sanidad pública

Lo que ha habido en España ha sido una involución que ha tenido como principales damnificados a los enfermos

A lo largo del mandato de Pedro Sánchez, los servicios públicos en España han sufrido un deterioro sin precedentes. Aunque la atención a la dependencia y el sistema educativo cosechan sonoros fracasos, el área que se lleva la palma del suspenso gestor es la Sanidad pública, esa que tanto dice defender el autodenominado «Gobierno del progreso». El Ministerio de Sanidad del propio Ejecutivo socialcomunista –ahora un Gobierno Frankenstein– acaba de hacer públicos los datos sobre las listas de espera quirúrgicas y diagnósticas correspondientes a junio de 2023, justo después de que se celebraran las elecciones autonómicas y municipales en las que PSOE y Podemos fueron castigados por los electores y desalojados de los gobiernos de cientos de ayuntamientos y comunidades. Las estadísticas oficiales certifican que en los territorios en los que gobernaron ambas formaciones las demoras para acceder a la consulta de un especialista o a un quirófano eran mucho mayores. En el conjunto del país, los datos son también reveladores de que, más que progreso, lo que ha habido en España ha sido una involución que ha tenido como principales damnificados a los sufridos enfermos. Las estadísticas –convenientemente difundidas un viernes por la tarde después de celebrada la investidura y sin comunicación pública para que pasaran desapercibidas–, muestran por ejemplo que en España había a mediados de este año 819.964 pacientes en espera de pasar por el quirófano, el récord desde que existe la serie histórica. Son 77.446 personas más que un año antes y 235.946 más que cuando Pedro Sánchez se aupó al poder. Recordemos que cuando Mariano Rajoy resultó desalojado del Gobierno por la moción de censura promovida por el líder socialista, apenas había 584.018 enfermos aguardando una operación en España. Los expertos en gestión sanitaria apuntan siempre que más que el número de pacientes en lista de espera, lo importante es el tiempo que han de hacerlo hasta que reciben la asistencia. En este capítulo, el suspenso cosechado por Sánchez y las comunidades socialcomunistas es también sonado. En total, a mediados de este año los enfermos aguardaban una media de 112 días para operarse desde que el especialista se lo prescribía, con datos especialmente sangrantes en autonomías que hasta entonces habían estado regidas por la izquierda o la ultraizquierda, o por los nacionalistas y regionalistas. En Canarias, la demora media era de 153 días. En la Cantabria del demagogo Revilla ascendía a 142 días y en la Extremadura de Guillermo Fernández Vara, el político incapaz de llevar el AVE a su región mientras aplaude los pactos con Junts, el tiempo se elevaba a 147 días. La excepción a esta regla es Andalucía, en donde la demora llegaba a los 139 días, aunque es cierto que esta región arrastra una infrafinanciación histórica para su Sanidad cuando fue gobernada por el PSOE. Las estadísticas desmontan, además, otra de las grandes mentiras del socialcomunismo: lejos de degradar los servicios públicos, la Comunidad de Madrid de Isabel Díaz Ayuso parece reforzarlos. Las cifras revelan que en esta región los enfermos apenas aguardan 45 días de media para ser operados, 3,4 veces menos tiempo que en Canarias y, desde luego, muy lejos de esos 112 días de media que se tarda en el conjunto de España. Como puede apreciarse, la defensa de la Sanidad pública que afirman hacer el PSOE y la ultraizquierda no es más que un brindis al sol, el cuento de Caperucita, otra mentira más de todas las que han prodigado a través de sus terminales mediáticos.