Canela fina
Juan Carlos I, 50 años después
«El fiscal suizo de izquierda radical, Ives Bertossa, escudriñó 32 años de la gestión de Don Juan Carlos, sin inviolabilidad y no encontró el menor indicio de delito»
Al acto celebrado en las Cortes franquistas -22 noviembre 1975- para proclamarle Rey de España no asistió su padre Don Juan ni su madre Doña María ni su hermana Pilar ni su hermana Margarita. De la familia del Rey solo estuvo Alfonso de Borbón Dampierre, su enemigo. Juan Carlos I accedió al trono sin la doble legitimidad que tenían todos los monarcas europeos: la dinástica y la popular.
Gracias a Torcuato Fernández-Miranda, Juan Carlos comprendió la situación. Así es que convocó elecciones libres, junio 1977, y un mes antes, en un emocionante acto en el palacio de la Zarzuela, Don Juan, Rey de derecho de España, abdicó la Corona en su hijo, que, al convocar elecciones libres, cumplió con lo que él había defendido durante cuatro décadas contra la dictadura: devolver al pueblo español la soberanía nacional, secuestrada en 1939 por el Ejército vencedor de la guerra incivil.
Tras la legitimidad dinástica, Don Juan Carlos recibió también la popular cuando el pueblo español, a través de la voluntad general libremente expresada, aprobó en la Constitución de 1978 la Monarquía parlamentaria. Y el nuevo Rey, que había recibido de Franco todos los poderes, los cedió uno a uno para que se construyera la Monarquía de todos, la democracia pluralista plena. Durante largos años, el nuevo Monarca se convirtió en uno de los personajes más respetados del mundo. En plena guerra fría, Juan Carlos I pronunció discursos ante el Parlamento británico y ante la Duma de la Unión Soviética; ante el Congreso de los Estados Unidos y ante la Asamblea de la China comunista. Su política de concordia y conciliación superó esas dos Españas a garrotazos que ensombrecieron los siglos XIX y XX.
Historiadores prestigiosos consideran que Juan Carlos I ha encarnado uno de los cuatro grandes reinados de la Historia de España, junto a los de Carlos I, Felipe II y Carlos III.
El fiscal suizo de izquierda radical, Ives Bertossa, escudriñó 32 años de la gestión de Don Juan Carlos, sin inviolabilidad, y terminó firmando un auto en el que especificaba no haber encontrado un solo indicio de delito. Dolores Delgado, fiscal española de ultraizquierda, le investigó entre los años 2014 y 2022, sin inviolabilidad, y llegó a la misma conclusión que el fiscal suizo. Son muchos los que consideran una injusticia atroz que el Rey, «motor del cambio», se encuentre de hecho en el exilio.
Luis María Anson, de la Real Academia Española