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Letras líquidas

Literatura y combate

Curtido en las desventuras demagógicas de su continente natal, Vargas Llosa se erigió en una suerte de faro de Occidente

Zavalita forma parte de la posteridad como el autor de una de las preguntas que mejor interpretan el afán autodestructivo de las sociedades. Zavalita o Vargas Llosa, que viene a ser lo mismo. Ya saben, el Perú y el momento, la duda recurrente que aspira a esclarecer desastres políticos colectivos convertida ya en pieza imprescindible del canon. Como lo es, en realidad, toda la obra del nobel hispanoperuano, sus novelas y artículos, sus discursos y reivindicaciones, y hasta sus competiciones, aquella mítica con García Márquez, espejo de la de Góngora y Quevedo, o la de Lope de Vega y Cervantes. En su consagración póstuma como último exponente del «boom» latinoamericano y guardián de las letras y el compromiso, se alza el «Flaubert» de nuestro tiempo, defensor de la conciencia cultural como catalizador social. Y, entre tanto legado literario y político, evocado estos días de duelo y memoria, la actualidad se abre paso y reconfirma, insistente, su advertencia sobre el populismo. Curtido en las desventuras demagógicas de su continente natal, Vargas Llosa se erigió en una suerte de faro de Occidente, guía de alertas que dejadeces o soberbias torpes esquivaron con una ceguera ideológica tal que permitió el retorno de épocas de rigideces y simplezas. O eso parece, al menos, por la sucesión de hecatombes populacheras que nos han acompañado desde sus iniciales advertencias. Ahora, en pleno mundo Trump 2.0 (pero no solo, que hay en liza varios aspirantes a tiranos contemporáneos), resulta curioso atisbar la sorpresa de algunos por los comportamientos erráticos y las decisiones arbitrarias o injustas que desbaratan décadas de construcción democrática. ¿Quién defenderá la legalidad internacional y las normas que generan civilización frente a los neoautoritarismos globales? El silencio es el riesgo más cierto para los espacios liberales. Y la literatura, ya lo decía Vargas Llosa, el arma de combate. Para evitar, sobre todo, tener que volver a preguntarnos en qué momento...