Sin Perdón

Macron como modelo de Sánchez

«No dejo de cuestionar ese egocentrismo que le conduce a no ser consciente de que no es el líder de la UE»

Emmanuel Macron es un personaje muy interesante, aunque tiene ese ego inmenso que caracteriza a todos los presidentes de la Quinta República. El sistema fue establecido por Charles de Gaulle el 4 de octubre de 1958 como resultado del colapso de la Cuarta. Era un proceso coherente con su autoritarismo democrático, ya que antes que nada era una militar curtido en dos guerras mundiales, y una de las figuras políticas más deslumbrantes del siglo XX. Dotado de una inteligencia brillante y una tenacidad impresionante, el general de brigada que lideró la Francia Libre en los oscuros y terribles años de la Segunda Guerra Mundial decidió que era necesario reemplazar la antigua república parlamentaria por un sistema semipresidencial. La realidad es que estableció un jefe de Estado fuerte que tenía que ser la personificación de «l’esprit de la nation». El control del legislativo, por regla general en manos del partido del presidente, dotó a la jefatura de Estado de un extraordinario poder directo e indirecto. Por cierto, este modelo haría feliz a Pedro Sánchez.

Otro aspecto admirable de ese ambicioso político surgido de las clases acomodadas de provincias es su brillante trayectoria académica y profesional antes de dedicarse a la política. Como «enarca» salió convertido en inspector de finanzas tras haber estudiado en la universidad de París y en Sciences Po. Esto define a este líder fascinante, pero heredero de esa concepción de grandeza infinita de unos presidentes de la Quinta República que, como De Gaulle, consideraban que Francia tenía que sentarse, a pesar de su tamaño, con las grandes potencias mundiales. He explicado muchas veces mi interés y admiración por nuestro vecino, que unas veces ha sido aliado y muchas más un feroz enemigo. Una parte de mi familia es francesa y pasé temporadas, con provecho desigual, en París, Borgoña y el delicioso sur Mediterráneo. Como europeo me siento ciudadano de todos los países, pero por ello no dejo de cuestionar la posición de Macron en política internacional, así como ese egocentrismo que le conduce a no ser consciente de que no es el líder de la UE y que el resto de naciones no somos estados satélite de una nueva Francia napoleónica.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)