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Big data

Más incidencias, inferior mantenimiento y menor calidad frenan al tren

Los viajes en AVE el pasado año alcanzaron la cifra de 35,2 millones

A mediados del siglo XIX comienza la construcción de vías férreas en la península. Tanto para prestar servicio de mercancías como de pasajeros. El tren se hace vital para transportar los minerales a los altos hornos, las manufacturas, cereales, naranjas, etc… a los puertos marítimos para su exportación. Las ciudades comienzan a comunicarse por vía ferroviaria. En 1844 se aconsejó la adopción del ancho de vía ibérico, de 1,435 metros, frente al centro europeo de 1,668. Dos razones llevaron a los técnicos a aconsejar esta «excepcionalidad ibérica», la orografía de la península y la geoestrategia, puesto que dificultaría una invasión militar por ferrocarril. Estaba en la memoria de los españoles y portugueses la invasión napoleónica de solo tres décadas antes. La Rusia zarista también adoptó su ancho propio para «desconectarse» del resto de Europa.

El 20 de abril de 1992 se produce la inauguración Exposición Universal de Sevilla 92. Seis días antes tuvo lugar otro hito para España. La puesta en funcionamiento de la primera línea de alta velocidad ferroviaria entre Madrid y Sevilla, 471,8 kilómetros de longitud, de doble vía electrificada y de ancho internacional, 31 puentes y 17 túneles. La duración del trayecto entre ambas ciudades pasó de 5 horas y 56 minutos, a tan solo 2 horas y 20 minutos, la reducción fue del 60,7%. Las obras se iniciaron en 1988 y se invirtieron 449.000 millones de pesetas, el equivalente a 2.698 millones de euros.

Treinta y tres años después aún no se ha completado la red que debe unir todas las capitales de provincia peninsulares. Podemos encontrar varias «bolsas» de desconexión; las fronterizas con Portugal; Huelva, Cáceres, Badajoz y Salamanca. En el norte, Cantabria. En Castilla y León, además de la ya mencionada Salamanca, están incomunicadas Soria y Ávila. También están inconexas Navarra y La Rioja. En Andalucía hay que añadir Cádiz, Jaén y Almería. En Aragón, un clásico; Teruel.

La entrada en servicio de empresas privadas, como OUIGO e IRYO, introducen competencia con la pública RENFE, aunque de momento su servicio se centra básicamente en tres rutas, cada una de ellas con ciertas ramificaciones, pero que básicamente son hacia el Sur, Cataluña y Levante. La primera de ellas tiene como destino final con Sevilla y Málaga. La segunda sube hacia el Noreste alcanzando Barcelona y la tercera llega a Valencia, Alicante y Murcia. Siendo asignatura pendiente de ellas el Norte y Oeste de la península.

El número de incidencias está en constante incremento, la calidad empeora, la falta de limpieza es notoria en los actuales AVE, el mantenimiento de esta gigantesca infraestructura está siendo recortado irresponsablemente, la velocidad de 300 kilómetros hora no se alcanza en numerosos puntos y trayectos de la red. Se detraen del AVE recursos para gasto político, el mal llamado gasto social, poniendo en riesgo la salud, la seguridad y las vidas de los viajeros, así como la reputación internacional de España. Cada vez somos más los que nos preguntamos si el AVE sobrevivirá a este gobierno. No solo las centrales nucleares están en el punto de mira gubernamental, también lo está el AVE. En breve oiremos slogans como «Menos AVE y más bicicletas».

En España hubo 591,1 millones de desplazamientos en cercanías en 2024, 14 millones más que en 2023, año en el que se recuperó el nivel previo a la pandemia, que fue de 570,87 millones en 2019. Los viajes en AVE el pasado año alcanzaron la cifra de 35,2 millones, siendo la aviación la principal perjudicada.

Por el contrario, desciende el tráfico de mercancías en ferrocarril, pasando de 21.171.629 millones de toneladas en 2023 a 21.016.477 toneladas en 2024. El descenso fue de 156.152 toneladas, un 7,43% de descenso.

El futuro Corredor Mediterráneo, desde Algeciras a Francia, basado en el transporte de mercancías nocturno mediante trenes con locomotora eléctrica alimentados por las centrales nucleares permitirá despejar las autovías de camiones, aumentando la fluidez y seguridad de las vías y reduciendo su desgaste y mantenimiento. El transporte por tren se caracteriza por su muy bajo índice de siniestros. Menos afectado que el transporte aéreo o marítimo por inclemencias atmosféricas. Veremos si España es capaz de hacer sus deberes.

Big data: España vía trenTania NietoLA RAZÓN