«De Bellum luce»
Los nombres que dicen que Sánchez tiene ya «fichados»
El presidente seguirá en Moncloa salvo que una moción de censura le derrumbe. Nada externo, salvo un paso de Puigdemont en esa dirección, puede cambiarle de planes
Desde aquel amago de dimisión del presidente del Gobierno no han dejado de crecer las especulaciones que interpretan que todo aquello fue una película que Pedro Sánchez montó para someter también a prueba algunas lealtades. Y que mientras que se desarrollaba aquella especie de funeral anticipado en Ferraz, él, desde Moncloa, tomaba nota de lo que hacían y decían sus principales colaboradores y algunos ministros para evaluar la lealtad de unos y la disposición de otros a colocarse en buena posición ante un posible relevo.
Aunque hayan empezado a correr de nuevo los rumores sobre un presunto cambio de gobierno, la realidad es que la composición del Consejo de Ministros es absolutamente indiferente en estos momentos políticos. La gestión exige de una actividad legislativa imposible de ejecutar por lo que poco importan las capacidades reales de los que rodean al presidente del Gobierno. A la ministra de Hacienda, una de las pocas piezas clave, se la ha encasillado en el grupo de los que se expusieron demasiado en el amago de dimisión, lo que le daría papeletas para entrar en la lista negra de aquellos días. Su cartera es importante, pero sin exagerar porque ya trabajan con la prórroga de los Presupuestos y en el tema de la financiación autonómica el encargo es marear la perdiz, e ir diluyendo en el Congreso el pacto que facilitó la investidura de Salvador Illa.
En realidad, dentro del equipo del presidente todos tienen un papel prescindible, salvo alguno de sus peones en el gabinete y el ministro Bolaños. Los demás, tanto da si siguen o si caen. Y lo mismo puede decirse de la parte de Sumar, que no tiene más función en las decisiones orgánicas del Consejo de Ministros que la de salir en la foto.
Es un gobierno de postal, con un infiltrado de partido, y con ministros que se sienten capaces de aguantar toda la Legislatura. Las cansinas especulaciones sobre si podrá Sánchez seguir gobernando sin unos Presupuestos chocan con una realidad que las elimina de raíz. Sí, el presidente seguirá en Moncloa salvo que una moción de censura le derrumbe. Nada externo, salvo un paso de Puigdemont en esa dirección, puede cambiarle de planes. Y en el principal partido de la oposición deberían aprovechar el arranque del nuevo curso para reflexionar de por qué es posible que Sánchez sufra un desgaste tan comedido con la que ha caído en estos últimos meses. Quizás es tan simple como que ante una nueva forma de hacer política, los patrones de la oposición de siempre no son tan eficientes.
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