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Y volvieron cantando

Obra pública, interés «general»

Sus movimientos se antojan sin embargo poco medidos y más acordes con los coletazos de un animal político manifiestamente acorralado.

Santos Cerdán secretario de organización del PSOE encumbrado por Sánchez en el último congreso socialista y cuya «honestidad» era defendida esta semana a capa y espada por el presidente en sede parlamentaria, no es precisamente lo que conocemos como un político al uso, ni en lo relativo a mantener una aceptable relación con la prensa –gremio del que más allá de no fiarse abomina– ni en los modos a la hora de planificar futuros controles de daños cuando vienen mal dadas desde el punto de vista de la honorabilidad política, ni en conceder una mínima oportunidad al temblor de piernas por mucho que algunos cercos se vayan cerrando sobre su figura. Más bien –y en eso va de la mano de Sánchez al que le unen no pocos vínculos– será más dado a dar la batalla contra las acusaciones de presunta corrupción agotando todos los pasos estratégicos, desde la negación de algunas evidencias, pasando por la amenaza de acciones legales contra quienes pongan en duda su «honorabilidad», pasando por el señalamiento a los bulos y máquinas del fango. Santos Cerdán no se va a arredrar y –no lo duden– presentará batalla, está por ver si por su posible condición de última línea en el cinturón defensivo del sanchismo.

Sus movimientos se antojan sin embargo poco medidos y más acordes con los coletazos de un animal político manifiestamente acorralado, sobre todo desde su «canutazo» ante los periodistas esta semana en una, tal vez innecesaria huida hacia adelante donde nos brindaba esa impostada catilinaria a propósito del lógico interés arrogado a cada uno de los 350 diputados sobre las obras publicas. Error o de principiante o de surfista arrastrado por el tsunami, sobre todo por creer que todos los medios van al dictado subestimando el trabajo de una prensa no adocenada que aún subsiste en este país y que no dudaba con un movimiento casi automático y de manual en lanzarse a contrastar con el registro del congreso las palabras de Santos Cerdán. Difícil de explicar el no haber registrado ni una sola pregunta sobre obra pública en dos largas legislaturas y «clavar» cinco sobre este asunto en una sola jornada hace escasamente trece días. Desde luego, con quien no hablaban los otros casi 350 diputados era con Koldo, ergo, sirva la famosa frase de Fraga: «señorita, eso lo explica todo».