
El trípode
Ola de incendios
Sería de agradecer que el ministro de Transportes se calmara y no insultara ante una tragedia como esta
Los incendios están siendo noticia de impacto en España en estas jornadas que padecemos de temperaturas extremas, lo que hace que algunos profetas de la «religión climática» pongan el acento en ella como su causa. Sin perjuicio de reconocer la gravedad de tantos siniestros que cercan la península ibérica de norte a sur, conviene señalar que temperaturas como las de estas semanas no es la primera vez que se han vivido en nuestros lares. Basta remitirse a la serie estadística meteorológica de las últimas décadas y años para comprobarlo. Y, por cierto, cuando esa «pseudo-religión» no existía todavía. Como tampoco existían los medios técnicos de los que se dispone hoy para poder prevenirlos y sofocarlos. Medios en los que se debería poner más el acento, así como en el muy preocupante hecho de que se estima que más de un 20% de los incendios son provocados. Ahora están siendo noticia dos casos de ellos en particular: el de un hombre detenido por la Guardia Civil que habría actuado por motivos laborales, y una mujer que debe estar trastornada, como poco. El primero, empleado de un Servicio de Extinción que fue despedido y que provocó un incendio para volver a ser contratado por él. En cuanto a la mujer de 63 años, habría provocado nada menos que cuatro incendios sucesivos este agosto en Muxía (A Coruña), y ha sido detenida por el Seprona. Las penas para este tipo de delitos deben ser lo rigurosas que exigen los daños que provocan a nivel humano, natural y a nivel económico, que pueden llegar a ser irreparables. En cualquier caso, es evidente que la carencia de limpieza en los bosques y en el medio rural en general favorece su generación y rápida expansión; y que los vientos que estos días no escasean precisamente, favorecen. También en cuanto a los incendios provocados, debe ponerse el acento en el deseo de cambiar la explotación del terreno en no pocas ocasiones o de calificación urbanística. Hoy, las placas solares son también un estímulo para algunos irresponsables incendiarios. Por supuesto, y de manera especial es muy dolorosa la pérdida de vidas humanas. De entre ellas se ha destacado la de un rumano fallecido por querer salvar la vida de 27 caballos en una hacienda de Tres Cantos donde trabajaba y que pereció en el intento, junto a todos los animales calcinados. También sería de agradecer que el ministro de Transportes se calmara y no insultara ante una tragedia como esta. Él, tan locuaz en las redes sociales para criticar, como silencioso para rendir cuentas de lo que sucede en esa infraestructura ferroviaria del AVE. Espléndida hasta llegar él.
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