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Sin Perdón

Otra ridícula campaña contra Ayuso

«Sánchez ya no puede prescindir de los mayordomos, camareros y cocineros que pagamos los españoles»

Sánchez vive como si fuera un auténtico maharajá. Por supuesto, me refiero a los que han podido mantener su fortuna tras la integración de los antiguos principados en la República de la India. Es cierto que todavía no ha ocupado el Palacio Real. El rey vive en una casa más modesta en La Zarzuela que la residencia presidencial del Palacio de La Moncloa. En cambio, el presidente del Gobierno utiliza los Falcon y los helicópteros como si se tratara de un servicio privado de taxis aéreos. Hay que agradecer que no se haya aficionado a la navegación, porque el «Juan Sebastián Elcano» se utilizaría como yate presidencial. Cuenta con gastos ilimitados y fondos reservados a su servicio. Cuando quiere pasar un fin de semana o unas vacaciones no se alquila un chalet en la playa o una casa rural, sino que dispone del palacio de Las Marismillas en Doñana, la finca de Quintos de Mora, que tiene 6.864 hectáreas, o el palacio de La Mareta en Lanzarote. No quiero darle ideas, pero podemos buscarle más palacios propiedad del Estado o que podríamos expropiar repartidos por España.

Cuando alguien me dice que se ha planteado abandonar la política me entra la risa. No importan los escándalos o los procesos judiciales que afecten a su familia, su partido y su Gobierno. Por supuesto, sus escuderos, como el omnipresente Óscar López, se encargan del trabajo sucio contra sus rivales y, especialmente, contra Ayuso que hace tiempo que se ha convertido en su principal obsesión. La última ocurrencia sanchista ha sido atacarla porque utilizó el chalet de El Paular en Rascafría durante el fin de semana del 12 de julio. Lo hizo sin ningún coste para la Comunidad de Madrid, ya que «me llevé la comida de casa, cené en un restaurante del pueblo y compré en el Covirán con mis medios». Me gustaría que Óscar López, el cancerbero del sanchismo, me explique las similitudes con el despilfarro que caracterizan las escapadas de Sánchez montado en Falcon o helicóptero. Nadie lo ha visto comprando en un supermercado o cenando en el restaurante del pueblo. Sánchez ya no puede prescindir de los mayordomos, camareros y cocineros que pagamos entre todos los españoles. Por tanto, hay un abismo entre la vida principesca de uno y la austeridad de la otra.

Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)