El trípode del domingo
El Príncipe de la Milicia Celestial
El arcángel san Miguel, el que, según la tradición cristiana, capitaneó a los ángeles que se mantuvieron fieles cuando Satanás se rebeló al frente de los ángeles seguidores suyos contra Dios
Mañana es una señalada fecha en el calendario de la Iglesia: la fiesta litúrgica de los tres santos arcángeles, san Miguel, san Gabriel y san Rafael. Hoy nos centramos en especial en el primero por ser considerado como el “Príncipe de la Milicia Celestial”, el que, según la tradición cristiana, capitaneó a los ángeles que se mantuvieron fieles cuando Satanás se rebeló al frente de los ángeles seguidores suyos contra Dios, derrotándolos, expulsándolos del Cielo y arrojándolos al infierno, convirtiéndose en los demonios, los “ángeles caídos”. Ya es citado en el Libro de Daniel del Antiguo Testamento, así como en el Nuevo Testamento, que lo considera como singular protector de la Iglesia y de sus fieles en la lucha contra las fuerzas del mal, en la batalla espiritual que Satanás y los suyos libran contra quienes desean seguir con fidelidad a Dios. El nombre de Miguel, en hebreo, es “quién como Dios”, y hay apariciones de san Miguel, con numerosos templos erigidos en su honor, en todo el mundo y donde su memoria es venerada por los católicos, ortodoxos y coptos. Entre otros, el de la aparición en Roma, envainando la espada ensangrentada sobre lo que hoy es el emblemático Castillo de Sant'Angelo del Vaticano, cuando el recién elegido Papa san Gregorio Magno convocó procesiones invocando la ayuda celestial para acabar con la epidemia de peste que estaba diezmando la población. El de la localidad italiana de Gargano es el más popular de todos los dedicados a él en Europa, donde se apareció varias veces desde finales del siglo V hasta el XVII, y ha sido visitado por numerosos Papas y gran cantidad de dignatarios de muchos países. Sin olvidar el Santuario del Monte Saint Michel de Francia. Además de otros templos en México, Argentina, etc.
Pero lo más actual de la devoción a san Miguel tuvo como singular protagonista al Papa León XIII, antecesor en el título que ostenta el actual Sumo Pontífice, quien tuvo una destacada revelación en el Vaticano en 1884. Ocurrirá tras celebrar la misa en su capilla privada y los colaboradores que le acompañaban observaron su súbito cambio que le mantuvo en un extraño estado durante unos momentos. Al volver en sí, quiso dirigirse a su despacho, donde estuvo unos instantes aislado y escribiendo. Al salir, entregó un escrito que era la oración al arcángel san Miguel, y narró la visión que había tenido con una multitud de demonios sobre Roma. Dispuso que se rezara al acabar la misa, hasta que la reforma litúrgica tras el Concilio Vaticano II la suprimió. Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco aconsejaron su rezo para protegerse del maligno.