Historias del mundo
Las prohibiciones también son para los renos
«En Noruega, algunos de sus “nacionales” se están saltando las normas»
Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, se han sucedido decenas de sanciones contra las autoridades rusas, así como restricciones a sus ciudadanos para intentar presionar diplomáticamente a Moscú a que frene la guerra.
Por ejemplo, los países bálticos han prohibido recientemente a los vehículos con matrícula rusa entrar en su territorio, y demandan al resto de países de la UE que se sumen.
En Noruega, algunos de sus «nacionales» se están saltando las normas y se atreven a cruzar a Rusia. Para frenarles, desde agosto las autoridades han comenzado a restaurar y elevar la valla fronteriza en zonas como Storskog. Y es que, ajenos al conflicto y las fronteras, los renos noruegos cruzan los límites internacionales para comiscar los pastos frescos de la reserva natural de Pasvik, en Murmansk. Estos renos son criados por los samis y al ser seminómadas recorren vastas zonas de la región a su libre albedrío.
Todo podría haber quedado en un inocente traspaso trashumante. Pero resulta que Moscú envía después la factura a Oslo de los supuestos daños que generan los animales.
Según la Dirección General de Agricultura noruega, Rusia ya ha enviado dos cuantiosas reclamaciones de indemnización a Oslo. En una, las autoridades rusas demandan 6.700 euros por cada incursión de reno. En la segunda, ya exigen la cifra concreta de 6,3 millones de euros en total por la cantidad de días y renos que pastaron en el parque natural de su territorio. Según la agencia, de los 42 animales que entraron en suelo de Rusia este año, 40 han sido devueltos a Noruega y se espera que los otros dos regresen pronto.
«Está estrictamente prohibido cruzar la frontera con Rusia, también para los renos», insisten desde la Dirección General de Agricultura. De ahí que hayan preferido optar por construir otros 7 km de valla de aquí al 1 de octubre. Se gastarán unos 350.000 euros en este tramo. Una ganga considerando lo que demanda Moscú.
Eso sí, esperan que durante las obras ningún operario ose pisar suelo ruso. Si un trabajador entrara en Rusia sin visado, supondría una entrada ilegal y una vez más, una montaña de burocracia (y más facturas) para Noruega.
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