Insensateces

La putada

Llevamos cuatro años escuchando que es imprescindible acudir a las urnas y, mecachis, ahora nos viene mal

Salió el otro día Pedro Sánchez a decirnos que adelanta las elecciones generales al 23 de julio y está medio país enfadado. Llevamos cuatro años escuchando que es imprescindible acudir a las urnas y, mecachis, ahora nos viene mal. No nos pilla bien. Se supone que no tenemos un duro y que este verano no podíamos vacacionar pero, vaya por Dios, nos viene fatal. Todo cristo había reservado ya sus jornadas en la playa o en su casita rural a pesar de las penurias y, aunque saben que si presentan una prueba de que pagaron sus vacaciones antes de la convocatoria no tendrían que asistir como miembros de la mesa, hay un runrún continuo. Pesado. Taladrante. Parece que ese es el problema. Cuatro años exigiendo reiteradamente que este señor se vaya y, cuando convoca elecciones porque le ha visto las orejas al lobo, cuando sabe que hasta los suyos están hasta la coleta y no le quedaba otra, tampoco nos mola. Insisto: que si se habían reservado estancias durante esos días se puede presentar la prueba para librarse de ser miembro de una mesa electoral y que, además, existe el voto por correo. Lo reitero, sobre todo, para esa derecha que piensa que los suyos salen perdiendo porque están todos en Ibiza. Hay posibilidades de que les toque pringar en un colegio ese domingo, efectivamente, pero les recordamos que no se pueden ausentar pagando. Desgraciadamente para ellos, el voto nos iguala. Porque da la sensación de que los de izquierdas no tienen vacaciones, de que a ellos no les jode igual. De que, como son más pobres, como no tienen dinero, no se les puede truncar ningún plan. Así que, la derecha, movilizada extraordinariamente en las elecciones municipales y autonómicas, está preocupadita. A ver si, mientras yo disfruto, van a venir estos a votar lo que a mí no me conviene, aprovechando que están caninos de pasta. Votar es muy importante, mucho. Dejémonos de excusas, de gilipolleces. Votemos. Como sea. Desde donde sea. Votemos por correo si tenemos plan y, si nos toca mesa, interioricemos la importancia del momento. No puede haber argumento más significativo del que nos ocupa, del que nos señala y del que nos importa. Vayan a Correos y relájense, que parece que la democracia es una putada.