Letras líquidas

¿Qué es un hombre?

La defensa, clara y rotunda, de los derechos de los transexuales (y el respeto absoluto) no puede ocultar los hechos objetivos ni desdibujar a la mitad de la población

Hay un dicho (bastante machista, por cierto, por lo condescendiente) que asegura que las mujeres podemos hacer dos cosas a la vez. Como resulta evidente, cualquier ser humano es capaz de semejante proeza y es, en esa condición, en la de persona, en la que me dispongo a abordar un asunto algo extemporáneo. Mientras desgranamos agosto en el intento de formación de gobierno y mantenemos la atención en pactos, acuerdos y cesiones, hay una cuestión, ajena a lo que ahora nos ocupa, que vuelve una y otra vez a mi memoria. Se escuchó en uno de los debates en TVE y, aunque pasó algo desapercibida, refleja mucha de la confusión de nuestros representantes públicos y de la falta de concreción en temas cruciales. En el fragor dialéctico que mantenían Sánchez, Díaz y Abascal sobre la violencia de género y la igualdad, tan manoseadas ambas en los últimos tiempos, se lanzó una pregunta, a priori ingenua y sencilla de responder, «¿qué es una mujer?». El eco se fue expandiendo por el plató y parecía devolver el interrogante de uno a otro candidato a la espera de una respuesta... que nunca llegó.

No había por allí ningún representante de la RAE para zanjar el misterio y afirmar, según la primera de sus acepciones oficiales, que una mujer es «una persona adulta de sexo femenino». Ninguno de los tres aspirantes a presidir el gobierno fue capaz de articular palabra y construir una definición más o menos coherente o acertada. Y se reflejó así lo absurdo de una legislatura que ha terminado deconstruyendo la realidad y convirtiendo lo obvio y evidente en tabú. La defensa, clara y rotunda, de los derechos de los transexuales (y el respeto absoluto) no puede ocultar los hechos objetivos ni desdibujar a la mitad de la población. Sería sucumbir a la desigualdad y a la injusticia contra las que se combate. Por cierto, no he escuchado a nadie plantearse otra pregunta que, ante el mismo dilema de género y sexo, garantizaría la igualdad: ¿qué es un hombre?