Los puntos sobre las íes
¡A quién se le ocurre ir a la Comisión de Venecia!
«La reconciliación nacional y política se considera objetivo legítimo de las amnistías». Ergo, la bendice
Está de más puntualizar que el único responsable de la salvajada que representa la Ley de Amnistía es Pedro Sánchez que, dicho sea de paso, ha perpetrado un monumental delito de cohecho al entregar la impunidad a Carles Puigdemont y cía a cambio de prorrogar su estancia en Moncloa. Porque España no es un país realmente serio, si no, este pájaro se iba a enterar de lo que vale un peine. En EEUU una cacicada tan bestia le hubiera costado un impeachment que contaría con serias posibilidades de éxito. Un presidente no puede vulnerar la ley, convertir su Código Penal en papel mojado y trasladar la jurisdicción a un difuso Derecho internacional so pena de acabar en el hotel rejas en el peor de los casos o destituido en el mejor. Pero ya se sabe que Spain is different. Desgraciadamente, aquí cuela todo, siempre que beneficie a la izquierda, naturalmente. Porque si eres de derechas te tienes que ir a tu casa hasta por una simple multa de la ORA. Dicho todo lo cual, y digresiones aparte, yo me pregunto quién es el genio, genia o genie en el PP al que se le ocurrió, o más bien escurrió, acudir a la Comisión de Venecia para intentar frenar la deriva autocrática que está tomando Sánchez a cuenta de una Ley de Amnistía que le permitirá continuar volando en el Falcon al menos un año y medio más, el tiempo que resta hasta que el ex president catalán le exija el referéndum consultivo. Lo digo porque no hay nada más woke en el panorama occidental que esa Comisión de Venecia que poco tiene que ver con la Unión Europea. La conforman los miembros del Consejo de Europa, que tampoco es UE stricto sensu, y un sinfín de estados de tierras lejanas y de continentes diversos. Y a tenor de las identidades de sus socios tampoco se puede concluir que sea el organismo más democrático del mundo. ¿Acaso son naciones plenamente libres Marruecos, Kosovo o Argelia, lugares en los que los derechos humanos valen menos que un euro de madera? ¿Acaso es la madre de todos los ejemplos liberales la Autoridad Nacional Palestina? Tampoco podemos tomar en serio a una institución en la que hay satélites, por no decir títeres, de Putin, caso de la Bielorrusia del multiasesino estalinista Lukashenko (que figura con el estatus de Estado asociado), de una Serbia que sistemáticamente está en primera posición de saludo con el dictador ruso o de la Turquía de un Erdogan que tiene de demócrata lo que yo de célibe. Alguien debería haber recordado a las mentes pensantes del PP una cuestión más elemental aún: Junts en particular y los independentistas en general son asiduos usuarios de la Comisión de Venecia y prácticamente todas sus solicitudes de amparo se cuentan por victorias. Y tan cierto es que en las formas critica el proceso de aprobación de la Ley de Amnistía, sugiere una mayoría cualificada y/o una reforma constitucional, como que aplaude a rabiar el fondo. Una frase lo resume todo: «La reconciliación nacional y política se considera objetivo legítimo de las amnistías». Ergo, la bendice, por muchas pegas formales que aparezcan en un borrador que no diferirá sustancialmente del informe que conoceremos en tres semanas. Y encima, con un par, deja entrever que hay dos bandos enfrentados, tan legítimo el uno como el otro. En el PP han hecho un pan como unas hostias. Una mera consulta a los que saben de esto les habría bastado para concluir que si hay un santuario del Derecho alternativo ése es la Comisión de Venecia.
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