Editorial

Un referente para la derrota del sanchismo

Algo, mucho, habrá hecho bien la presidenta de la Comunidad de Madrid cuando el peor presidente de la historia de la democracia ha dedicado los muchos instrumentos del Estado que maneja a la misión de neutralizarla

El arranque del curso político, que en realidad ha sido un punto y seguido sin apenas respiro veraniego de la refriega sanchista, ha rubricado que, con toda probabilidad, no lo hemos visto todo con este presidente y que nada parece cuestionar el hecho de que lo peor está por llegar por duro e increíble que pueda parecer a los españoles atónitos y extenuados tras siete años de esta experiencia amarga. La apertura del Año Judicial ha simbolizado el grado colosal de la degradación de nuestra democracia y ha señalado además aquello sobre lo que deben agudizar su inquietud los ciudadanos. Esos planes de Moncloa para, alterando las reglas y los fundamentos constitucionales, mejorar las opciones de contener todo escenario que suponga la salida del poder. En este punto, la propia presidenta del Tribunal Supremo, Isabel Perelló, fue lo suficientemente explícita sobre las contrarreformas pergeñadas por Félix Bolaños por órdenes del presidente del Gobierno dirigidas a fijar los cimientos de una justicia dependiente del poder político a imagen y semejanza de la inmensa mayoría de instituciones hoy colonizadas y sometidas a las directrices de Sánchez. De alguna manera, el aldabonazo de Perelló persigue poner en guardia a los contrapesos democráticos que aún aguantan la voracidad autoritaria sobre lo que está por llegar de la mano de un régimen que ha probado con reincidencia que sus fines justifican cualquier medio y que ni la Ley ni las reglas del Estado de Derecho son diques infranqueables para una ambición y un espíritu carentes de ética. La oposición está convocada a un pulso por la libertad y la igualdad de los ciudadanos, hoy socavadas, mañana, quién sabe si canceladas. Los españoles precisan de referencias y liderazgos que alienten la esperanza y la convicción de que recuperar la democracia desgarrada es posible. Alberto Núñez Feijóo ha endurecido el mensaje consciente de que la amenaza del sanchismo es sistémica y que la institucionalidad y el respeto han sido fulminados por un presidente sin miramientos ni escrúpulos. Y ahí ha emergido especialmente la figura de Isabel Díaz Ayuso, obsesión del sanchismo que no ha reparado en su propósito de neutralizarla en una guerra sucia y sin cuartel contra ella, su familia y sus colaboradores. Algo, mucho, habrá hecho bien la presidenta de la Comunidad de Madrid cuando el peor presidente de la historia de la democracia ha dedicado los muchos instrumentos del Estado que maneja a esa misión. En la entrevista que nos ha concedido en LA RAZÓN, como es la tónica, no vacila ni se escabulle en reservas ni cautelas. Alerta de que Sánchez quiere un «país invivible» y cree que «es imprescindible el cambio porque España no tiene más oportunidades». Se nos acaba el tiempo en manos de una gestión desaprensiva. Que seamos conscientes de que los derechos y libertades no están garantizados de por vida.