Biblioteca Harley-Davidson

Reinserción

Ahora solo falta, para que sea completo su camino hacia la reinserción, que reconozca ante la sociedad la segunda parte de lo que es de conocimiento público: que lo hizo para comprar los siete votos que necesitaba para ser presidente

El domingo pasado, en el fragor de la campaña gallega, Pedro Sánchez tuvo el desliz de reconocer, por fin, parte de lo que todos los españoles sabíamos: que dudó y no lo tuvo claro cuando decidió ponerse a favor de la amnistía. Bien, es un principio. En aquellos que cometen tropelías, el primer paso para rehabilitarse es reconocer los hechos que han protagonizado. Que le temblaran las piernas ante lanzarse a perpetrar tal desatino lo podemos comprender todos. Ahora solo falta, para que sea completo su camino hacia la reinserción, que reconozca ante la sociedad la segunda parte de lo que es de conocimiento público: que lo hizo para comprar los siete votos que necesitaba para ser presidente.

Creo en la reinserción como proyecto humanitario. Estimo que debemos dar una segunda oportunidad a aquellos que, en un momento de enajenación, han atacado a la sociedad y permitirles la opción de volver a su seno. Pero, claro, que muestren sus deseos de rehabilitación cuando todavía no han finalizado sus desmanes y hoy martes están todavía culminándolos, no sé, resulta un tanto precipitado.

Modestamente, quiero proponer una posible solución. Sugiero que el presidente ingrese, lo más pronto posible, durante un tiempo, en una clínica de rehabilitación de esas que tantas hay a tal efecto en el occidente moderno. Un dictamen médico tendría, sin duda, un peso favorecedor en el expediente de su futura reinserción. Se me dirá que quedará vacante la presidencia en un momento muy inadecuado para un vacío de poder. Pero podemos sustituirlo mientras tanto por un Oso Panda Gigante. Si se preguntan por qué he elegido precisamente ese mamífero aduciré dos razones: comparte con el presidente la vocación de ser adorable y -como sabe todo buen cuidador de zoológico- en esa especie resulta muy difícil la tarea de identificar su sexo. Lo cual indudablemente estará en línea de las contemporáneas preocupaciones de sus socios de gobierno. Y además nadie querrá perderse sus comparecencias.