
V de Viernes
Salvemos los olivos
Plataformas rurales activan iniciativas para frenar la tala indiscriminada de ejemplares centenarios para huertos solares
Natalia Corbalán, coordinadora de la Plataforma SOS Rural, ha iniciado una petición, para que el Gobierno andaluz suspenda las expropiaciones y paralice los proyectos fotovoltaicos que implican la tala de más de 13.000 olivos centenarios en Lopera, Jaén. Estos árboles, parte del patrimonio económico y ecológico de la provincia, están en peligro debido a la instalación masiva de plantas solares por parte de las empresas Greenalia y FRV Arroyadas, afectando al modo de vida de las comunidades rurales. “Esto no es progreso: es injusticia ambiental y económica”, dice con razón Corbalán, a lo que habría que añadir: “y un atentado contra el mundo rural”. Se ha puesto en marcha una recogida de firmas para que la Junta paralice de inmediato las expropiaciones y busque alternativas, en defensa del patrimonio natural y la agricultura.
El caso de Lopera es uno más, porque agricultores de Jaén y Córdoba se han venido movilizando contra las multinacionales de la fotovoltaica en protesta por la expropiación forzosa de tierras y tala indiscriminada de olivos para instalar paneles. Proyectos que se promueven incluso en zonas protegidas, consideradas Patrimonio Mundial de la UNESCO. En Arjona y Marmolejo se van a perder no menos de 100.000 ejemplares en una superficie equivalente a alrededor de 100 campos de fútbol. Los proyectos han sido declarados de utilidad pública por la Junta, que desestimó todas las alegaciones presentadas por los vecinos. Los afectados creen que, en vez de generar empleos, estos macro planes “acabarán con el sustento de muchas familias”, pues contribuirán a destruir puestos de trabajo durante la temporada de la aceituna, por lo que van a “arruinar nuestros campos y pueblos”.
Otro caso fue el de Cartaojal, pueblo malagueño donde se arrancaron miles de olivos, contra el criterio de sus propietarios, con la única explicación de que hay que sacrificar tierras por el interés mayor de la Agenda 2030. Los vecinos querían seguir con sus olivares, pero desde el Ayuntamiento les dijeron que la UE favorece transformar esos campos en huertos fotovoltaicos, pues les reportaran mayores ingresos.
La protesta se extiende igual al ámbito eólico, denunciado por el director de cine Rodrigo Sorogoyen, quien al recoger el Goya por su película As Bestas, se hizo eco del lema “eólicas sí, pero no así”, utilizado por diferentes plataformas contrarias a la implantación de grandes parques de viento en diferentes puntos de España. También la escritora Elvira Lindo denunció la siembra de 20 parques eólicos en Matarraya y Maestrazgo, lo que supondrá cortar dos millones de árboles adultos, en una deforestación equivalente a 200 campos de fútbol.
La masificación eólica y fotovoltaica afectan no sólo al paisaje sino también a la agricultura y los ecosistemas locales. Se podrían utilizar sólo terrenos ya degradados, como los márgenes de las carreteras o los polígonos, y no lugares con alto valor agrícola, paisajístico y ecológico, como se está haciendo ahora en toda España
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