
Sin Perdón
Sánchez abandona temporalmente el Olimpo
«España no cuenta nada en política internacional, porque nuestro Gobierno no tiene ningún prestigio»
Los antiguos dioses griegos acostumbraban a ser muy humanos en sus pasiones, sus aciertos y sus errores. No en vano eran una construcción de los hombres para dar sentido a su existencia. Al ser una mezcla entre los modernos relatos al estilo de los superhéroes de Marvel y la necesidad de tener una fe que diera sentido a su mortalidad, la mitología resulta siempre muy entretenida. Desde el Olimpo bajaban a la Tierra y se mezclaban entre los humanos. No siempre con buenas consecuencias. Por ello, hemos de estar agradecidos porque Sánchez abandone temporalmente el Olimpo para visitar las zonas afectadas por los incendios. Hay que reconocer que le ha costado mucho. Esto explica su prolongada ausencia. Es cierto que es más divertido jugar al baloncesto con los amigos, bajar a la playa y pedir a los criados que te traigan un refresco. Tras un agotador baño tomará el aperitivo, servido por algún sirviente, y el personal de cocina le preparará lo que le venga en gana a la familia presidencial. Por supuesto, todo de primera calidad y el gasto queda bien camuflado. En definitiva, la vida propia de cualquier familia de clase media española.
Una vez más me gustaría conocer al ingenuo que se cree que Sánchez se ha planteado alguna vez abandonar el poder y sus privilegios. Lo que le gustaría es ser presidente vitalicio, aunque podrían promover una reforma de la Constitución y convertirse en lo que era el shogun a partir de la victoria de Tokugawa. Un gobierno vitalicio y hereditario en manos de los sanchistas y un rey simbólico como sucedía con el emperador japonés hasta la era Meiji. Creo que es más cómodo vivir en un palacio que en un piso, aunque en mi familia nadie me puede dejar una residencia palaciega para comprobar la diferencia. No conozco ningún primer ministro o presidente del Gobierno de los países de la Unión Europea que viva como un multimillonario o un maharajá. No sé si los ricos lobistas Javier Curtichs, Pepe Blanco y José Miguel Contreras podrían permitirse un ritmo de gasto similar. Es una labor muy rentable y en la que no se necesita ninguna formación, aunque en el caso del último era catedrático en la Universidad Rey Juan Carlos. En los otros dos no puedo opinar. España es una anomalía, porque el único requisito para ser lobista es tener una agenda de teléfono con compadres en el Gobierno que te abran las puertas y te faciliten los contactos para cerrar los negocios o lograr que el asesoramiento sea un éxito para sus clientes. La realidad es que quien tiene un amigo, tiene un tesoro y sin estudios universitarios y experiencia profesional se puede montar un despacho que favorezca los negocios de las grandes empresas de esa gran democracia que es la dictadura china o ayudar cualquiera de esos regímenes autoritarios que tanto gustan al inquilino de La Moncloa y sus amigos.
Sánchez no solo bajará este domingo del Olimpo para visitar Orense y León, sino que permitirá que los responsables de los dispositivos de emergencias y coordinación le vean personalmente. Dentro de este vértigo de trabajo agotador que se ha impuesto, el sábado presidió por videoconferencia la reunión del Comité Estatal de Coordinación y Dirección del Plan Estatal de Emergencias. Tengo que preguntarle si también se maquilla cuando acude a las reuniones telemáticas. Me imaginó que quiere dar buena impresión y es una concepción muy antigua pensar que el hombre no tiene por que maquillarse. Muchas mujeres lo hacen diariamente y me pregunto la razón que impediría que Sánchez se maquille todos los días. Me gusta que los Dioses tengan una buena imagen a la vez que nos deslumbren con su grandeza.
Lo que sucede en España es posible gracias al control del sanchismo sobre muchos medios de comunicación, encabezados por TeleSánchez, y que la izquierda resulta mucho más simpática que la derecha para muchos periodistas. En contra de lo que promueve la propaganda monclovita, la realidad es que los dirigentes del PSOE y una mayoría muy elevada de periodistas de izquierda han abrazado apoyar al presidente del Gobierno con ciego fervor. Una ausencia tan prolongada hubiera merecido una campaña brutal si se hubiera tratado de Aznar o Rajoy, pero su sucesor tiene bula plenaria mientras sus seguidores atacan a los presidentes autonómicos del PP.
Es cierto que Sánchez asistirá telemáticamente como convidado de piedra, ya que no tiene ninguna influencia, a la reunión tras el encuentro entre Trump y Putin en Alaska para acabar la guerra en Ucrania. No sé quién puede ser tan ingenuo para creer que el presidente ruso está dispuesto a abandonar algún territorio conquistado o la propaganda de su debilidad económica y militar no convence ni a mi perra Lolita. Ni Estados Unidos ni la Unión Europea son capaces de llevar el pulso hasta el final. Por cierto, desde Corea hasta Afganistán acostumbran a perder todas las guerras en las que participan. La lista es bastante larga, aunque me hubiera gustado que las ganáramos todas. España no cuenta nada en política internacional, porque nuestro Gobierno no tiene ningún prestigio, los comunistas están muy mal vistos e hicimos el ridículo más espantoso con el gasto en defensa. A pesar de tener unas Fuerzas Armadas admirables y una excelente ministra como Margarita Robles, la realidad es que somos meros figurantes en el complejo mundo de esta nueva Guerra Fría. La Cumbre en Alaska fue todo lo bien que podía ir y es probable que tenga como consecuencia el fin del conflicto con una clara derrota de la Unión Europea y Ucrania, ya que Putin conseguirá sus objetivos. Es triste, pero muy real como sucedió en Corea, Vietnam, Afganistán… En este caso, Trump no sale como perdedor porque no es tan ingenuo como para pensar que hay otra salida que la partición, desgraciadamente, de Ucrania.
Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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