Eleuteria

Sánchez y los medios

Sánchez argumentó desde El Hormiguero que la inmensa mayoría de medios de comunicación de España son «conservadores» y han desarrollado una retórica contraria a su gobierno

Pónganse en los zapatos de un político que, vendiéndose a sí mismo como demócrata, pretende alcanzar una nueva victoria electoral dentro de un contexto demoscópicamente adverso. Es decir, pónganse en los zapatos de Pedro Sánchez. El líder socialista necesita ahora mismo colocar tres mensajes en su auditorio: primero, que los votantes son inteligentes; segundo, que la gestión de su gobierno ha sido maravillosa; y tercero, que la mayoría de votantes que (según las encuestas actuales) que se niega a entregarle su apoyo están equivocados.

¿Cómo reconciliar estas tres ideas? Por un lado, podría acusar a los ciudadanos antisanchistas de ser estúpidos al no saber apreciar las gestas de su Ejecutivo: pero ello atentaría contra la supremacía democrática a la que se adscribe el presidente. Y, por otro, podría asumir que la gestión de su gobierno no ha sido maravillosa y que, por tanto, los inteligentes ciudadanos saben apreciarlo: pero ello sería reconocer su propio fracaso y ahuyentaría a parte de sus simpatizantes.

¿Cómo escapar de este dilema? Pues no responsabilizando a los ciudadanos de su grosera equivocación, sino a otros agentes externos, a saber, los medios de comunicación.

Si unos ciudadanos que son inteligentes no han sabido apreciar la excelente gestión de su gobierno, entonces es que alguien les ha lavado la cabeza: y ese alguien son unos medios movidos por intereses espurios. El pasado martes, Sánchez argumentó desde El Hormiguero que la inmensa mayoría de medios de comunicación de España son «conservadores» y han desarrollado una retórica contraria a su gobierno. Comete Sánchez dos errores al respecto: el primero, que un medio de comunicación sea crítico con Sánchez no implica que sea un medio conservador, dado que los medios de izquierdas también pueden ser críticos con Sánchez; el segundo que, aun cuando definamos como conservadores a todos los medios antisanchistas de España, ni siquiera así cabría afirmar que la abrumadora mayoría de ellos son conservadores. Pero ése es el peligroso mensaje que pretende instalar Sánchez en el imaginario colectivo: que la población está manipulada y necesita ser protegida de los medios de comunicación por el propio Gobierno.

Una soflama irresponsable que socava las bases morales de la libertad de prensa con el único objetivo de arañar algunos votos que le permitan seguir instalado en La Moncloa.