
Al portador
Sánchez quiere todavía más bronca
«El líder del PSOE resistirá porque cualquier otra salida es peor para él y porque tampoco nadie tiene certeza del futuro»
Karl R. Popper (1902-1994), el filósofo del falsacionismo, uno de los cimientos del método científico, defendía que «el futuro solo depende de nosotros mismos». Era su forma de explicar que algo sea inevitable o que el mañana esté escrito. Pedro Sánchez, conozca o no la cita o el pensamiento popperiano, se aferra a esa posibilidad, desde la confianza en su ya legendaria resistencia. El falsacionismo, en pocas palabras, sostiene que nunca se puede saber cuándo nuestro conocimiento es cierto. Es la teoría, por otra parte, de un liberal, que puede invocar el inquilino de La Moncloa para salir del atolladero en el que está. La mayoría de sus adversarios, sus enemigos y muchos antiguos conmilitones lo dan por amortizado, pero él ya ha decidido resistir, porque cree que cualquier otra salida es peor para él y su familia y que desde el poder también se aguantan mejor las adversidades. Además, parece convencido de que, a pesar de todo, el tiempo juega a su favor con el horizonte de 2027 para unas elecciones. Al fin y al cabo, nunca hay certeza de lo que vaya a ocurrir en las urnas. Falsacionismo puro.
Pedro Sánchez, agobiado, improvisa sobre la marcha. Un día aparece como si fuera un enterrador; otro, se queja de que son las cinco y no ha comido para liquidar una comparecencia ante la prensa y en el Congreso de los Diputados. Protegido por la presidenta Armengol, provoca a Feijóo y al PP con un «y tú más» sobre la corrupción. El presidente, el resto de la legislatura, dure lo que dure, jugará la baza de la crispación y de generar más tensión y bronca. Quiere asegurar ese suelo electoral de incondicionales, que roza el 30% del electorado y que, a pesar de tener casi todo en contra, puede incluso subir tres o cuatro puntos si hay fortuna. Para ello necesita tener ocupada y distraída a la oposición en la bronca permanente y generar una polarización extrema, mayor incluso que la actual, una celada en la que los de Feijóo caen con frecuencia y de la que Vox y el propio Sánchez esperan obtener dividendos. Mientras tanto, nadie de los que podrían hacerlo, provocará la salida del inquilino de La Moncloa porque les beneficia que siga ahí. Nada está escrito, ni tan siquiera el final político de Sánchez, que se aferra a que «el futuro depende de nosotros», como defendía Popper.
✕
Accede a tu cuenta para comentar