Y volvieron cantando
Tecnocastas e hipócritas «estupendos»
Definitivamente la izquierda y muy concretamente nuestro PSOE gobernante han decidido alimentar su ya de por sí renqueante caladero ideológico poniendo la proa precisamente contra las redes sociales
Hasta antes de ayer no podían ni levantarse de la cama sin leer y escribir «tuits» –hacían de los volcado en redes parte de su razón de ser profesional especialmente entre políticos y renombrados periodistas– y ahora anuncian muy dignos y en línea con el líder, que abandonan «X». Definitivamente la izquierda y muy concretamente nuestro PSOE gobernante han decidido alimentar su ya de por sí renqueante caladero ideológico poniendo la proa precisamente contra las redes sociales ya saben, ese instrumento del que paradójicamente tanto se han servido durante los últimos años y que cuando interesa son el mayor dechado de libertad de expresión, pero cuando no interesa se convierten en sumidero de todo el detritus que quepa dentro de noventa caracteres. Pedro Sánchez abrazaba hace días, coincidiendo con la llegada de Trump al poder en Estado Unidos y acompañado de referentes de la «tecnocasta» como Elon Musk, para arremeter contra ese «reducido y oscuro» club de poderosos que pretenden coartar las libertades poniendo incluso en peligro a las propias democracias. El argumento es a todas luces válido desde el punto de vista de la necesaria regulación de las redes, pero por encima de todo, lo que rezuma es una clara estrategia de volver a movilizar a la alicaída parroquia nuevamente con la manida máxima de ofrecerse como paladín frente a poderosos manipuladores fabricantes de bulos que, claro está, actúan desde la sala de máquinas de la extrema derecha y el trumpismo.
Sánchez es consumado especialista en aprovechar cualquier coyuntura para convertirla en arma arrojadiza contra sus adversarios políticos y su toque arrebato no ha tardado en calar entre su legión de feligreses que, sin dudarlo se ha puesto a la tarea de demonizar eso que tantas horas muertas les mantuvo durante mucho tiempo pegados al teléfono móvil. Resulta como poco entrañable contemplar a la vicepresidenta Díaz y a algunos voceros de la izquierda anunciar que ya no están en la red «X» con la que tantísimo enredaron y de la que se sirvieron, en muchos casos para confundir o dar recorrido a argumentos no contrastados, por no hablar de formaciones políticas nacidas en la calle, pero aupadas a su intento de asaltar los cielos a lomos de las redes. Lo que no sería tan entrañable –mucho ojo– es servirse del fantasma Elon Musk parta poner bajo sospecha procesos electorales. Esa película también la hemos visto.