Letras líquidas

Terror con paraguas rojo

La reconciliación real de una sociedad no pasa por esquivar el pasado, fingiendo que no estuvo ahí

El terror lleva más de una década cartografiado en el País Vasco. Víctimas de ETA impulsaron en 2013 una detallada recopilación de los crímenes de la banda: qué, quién, cómo, cuándo y dónde. Y ese dónde es el hilo conductor que actúa como notario del dolor, individual y colectivo, y como guardián de la memoria, individual y colectiva, de la infamia. El mapa que puso en marcha Covite ha ido creciendo y es hoy una hemeroteca digital que permite recorrer el historial de violencia etarra a través de los lugares en los que la banda perpetró sus atentados. En uno de ellos dos pistoleros asesinaron al periodista José Luis López de Lacalle en mayo de 2000. Y cuentan los cronistas de las elecciones vascas que esta semana Bildu ha dado un mitin en Andoáin a escasos 200 metros del escenario de aquella imagen que congeló para siempre en nuestras retinas el cuerpo del periodista en el suelo cubierto por una sábana blanca junto a los periódicos que acababa de comprar y el paraguas rojo, icono de la «Patria» de Aramburu, que llevaba para protegerse de la lluvia.

Y esos 200 metros entre el acto electoral de hoy y el atentado de ayer demuestran que la distancia entre dos puntos no siempre se mide en metros. Ni en años. Sino en universos de los que están separados por concepciones tan distintas de lo que deba ser la vida en común que avanzan paralelos con el riesgo de no cruzarse ni entenderse nunca. Porque resulta inverosímil que se presuma de reinserción en la democracia mientras se tienen palabras para los presos etarras y ninguna referencia a quienes sufrieron sus atentados y aún no han encontrado paz ni resolución: más de trescientos crímenes por resolver. Que la reconciliación real de una sociedad no pasa por esquivar el pasado, fingiendo que no estuvo ahí, sino afrontando y asumiendo la responsabilidad propia para que la normalidad alcance a todos. Y que la imagen de un paraguas rojo no genere escalofríos a nadie porque sea solo eso: un paraguas rojo.