
Parresía
¿Trump o Xi?
Todas estas novedades comprometedoras de la UCO se reciben con silencio desde La Moncloa y vuelven a sorprender al presidente del Gobierno a miles de kilómetros de aquí
En las comisiones de investigación, a veces, pasan cosas. Recordad cuando fue citado en el Senado, recientemente, el presidente de la compañía pública Tragsa. Jesús Casas reconoció allí, avergonzado, que Jéssica Rodríguez, ex de José Luis Ábalos, nunca fichó mientras estuvo contratada. En los papeles, ella figuraba como «la sobrina del ministro». Ábalos, por lo que vamos sabiendo, mientras fue mano derecha de Sánchez, ministro importante y número 2 del PSOE, funcionó en paralelo como una verdadera agencia de colocación para sus jóvenes amigas. Todas chuparon del bote.
Esta semana hemos vuelto a presenciar otro momentazo surrealista en esa misma comisión del Senado cuando se ha presentado allí Patricia Úriz, ex mujer de Koldo. Bien es verdad que quien apareció podía ser ella o cualquier otro ser humano. Iba disfrazada con un pañuelo retorcido, a modo de burka. Iba tapada definitivamente, gracias a sus gafas de sol. Iba decidida a acogerse a su derecho a no declarar. La vergüenza, a ella, también le pudo.
Acaba una semana de echarse las manos a la cabeza, tras el último informe de la UCO sobre esa trama de corruptos. Por un lado, la Guardia Civil acorrala al ahora diputado raso Ábalos por su participación en el rescate de Air Europa. Supuestamente, cobró después de aquello. Además, en el informe se nombra a la mujer de nuestro presidente del Gobierno, en contacto con Javier Hidalgo, exCEO de Globalia. Recordemos que el juez Peinado investiga a Begoña Gómez por tráfico de influencias y corrupción. Y recordemos también que, cuando se aprobó el rescate de Air Europa, Sánchez no se ausentó de aquel Consejo de ministros.
Todas estas novedades comprometedoras de la UCO se reciben con silencio desde La Moncloa y vuelven a sorprender al presidente del Gobierno a miles de kilómetros de aquí, haciendo la ruta asiática, acercándose a China. Casualidad o no, Pedro Sánchez tiene la habilidad de destacarse en lo internacional –para bien o para mal– en momentos de gran tensión planetaria.
Ahora, con la guerra comercial de los aranceles, lo ha vuelto a hacer. Ante un titubeante Trump que pausa 90 días su guerra comercial con el mundo, excepto con China, la UE responde con la misma moneda, pero a nuestro presidente, qué puntería, la situación le sorprende visitando la mismísima China. Marcando perfil. ¿Qué amigo nos interesa más a estas alturas, Trump o Xi Jinping? Quizá lo mejor, ahora mismo, sería… no destacar. Una, que es enemiga de las dictaduras, se inquieta viendo a Sánchez haciendo amigos en Pekín, pero ya no sabe qué pensar sobre Donald Trump. Sobre su política del regateo y de la incertidumbre. Sobre la manera que tiene de ir por la vida, tan arrogante, misógino, tan racista y maleducado. Con él, sabemos cómo empieza el día, pero no cómo acaba.
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