Canela fina

El voto de los inmigrantes nacionalizados

«El PP puede plantear en el Congreso un proyecto de ley que exija seis años de plazo a los nuevos nacionalizados para votar»

El Partido Popular asiste impávido a la modificación del censo electoral, clave de cara a las próximas elecciones generales. Centenares de miles de inmigrantes, así como hijos y nietos de los republicanos que se exiliaron tras la guerra civil, conforman la gran jugada que Pedro Sánchez le prepara a Alberto Núñez Feijóo. Una parte de los inmigrantes recibe, por añadidura, sustanciosas ayudas económicas que se acercan, entre pitos y flautas, a los mil euros de media. Es decir, el sanchismo está creando, por una parte, a centenares de miles de electores y, por otra, los compra con dinero contante y sonante. La extraordinaria habilidad que caracteriza a Sánchez le permite realizar esta operación cínicamente, pero de forma legal, al margen de otras jugarretas que varios observadores sagaces señalan. Pedro Sánchez, en fin, no está dispuesto a pasar de la presidencia del Gobierno al banquillo de los acusados y hará todo lo necesario para impedirlo.

Si Feijóo quiere evitar una sorpresa electoral mayúscula deberá preocuparse por el voto de los extranjeros nacionalizados en los últimos cuatro o cinco años. Hoy por hoy no es imposible para el Partido Popular la aprobación en el Congreso de los Diputados de un proyecto de ley que exija un plazo de seis años, desde la nacionalización, para ejercer ese derecho. A los españoles no se les puede condicionar constitucionalmente el derecho al voto. A los inmigrantes nacionalizados, tampoco, pero sí se pueden ejercer en adelante determinadas acciones de control.

Claro que no será fácil poner en marcha una operación que desbarate el esfuerzo sanchista para modificar el censo con el voto de los nacionalizados, alterando el resultado que anticipan todas las encuestas serias. Fue Winston Churchill quien afirmó en el Parlamento británico: la gran política consiste en prevenir, no en curar. Y la previsión de lo que algunos consideran maniobra sanchista exige un esfuerzo extraordinario, primero de información, porque nos movemos todavía en la especulación y, después, para conseguir el respaldo parlamentario que denuncie o desbarate la maniobra. Génova tiene que pasar del hedonismo a la actividad constructiva si no quiere que ocurra otra vez lo que sucedió en julio del año 2023.

Luis María Anson, de la Real Academia Española