Beatificación

La memoria de la Iglesia: 140 mártires del perdón

El cardenal Carlos Osoro preside la apertura de las causas de beatificación de un grupo de laicos y sacerdotes de la Persecución del siglo XX

El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro presidió la solemne apertura de las Causas de Beatificación y Canonización por declaración de martirio de 140 sacerdotes y laicos en la Catedral de la Almudena
El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro presidió la solemne apertura de las Causas de Beatificación y Canonización por declaración de martirio de 140 sacerdotes y laicos en la Catedral de la AlmudenaRuben MóndeloLa Razón

El único delito de Isidro: ser docente. Y cristiano. No hay más motivos que expliquen su fusilamiento en el cementerio de Aravaca. Ocurrió el 27 de agosto de 1936. Este pedagogo y periodista tenía 47 años y estaba marcado solo por el mero hecho de haber sido el presidente de la Asociación de Maestros Católicos. Ayer el nombre de Isidro Almazán Francos resonó en la nave central de la catedral de la Almudena por ser uno de los 140 cristianos ajusticiados durante los años 30 del siglo pasado que la Iglesia madrileña quiere elevar a los altares. El cardenal arzobispo de Madrid Carlos Osoro presidió ayer por la mañana la ceremonia de apertura del proceso diocesano de tres causas de martirio promovidas por la archidiócesis de Madrid, la diócesis de Getafe, la Asociación Católica de Propagandistas, la Acción Católica de Madrid y la de Getafe. Por un lado, Timoteo Rojo Orcajo y 60 compañeros sacerdotes diocesanos. Por otro, Rufino Blanco Sánchez y 70 compañeros laicos. Y, finalmente, Isidro Almazán, junto a 27 compañeros laicos de la Asociación Católica de Propagandistas.

Entre los futuros beatos se encuentran desde jóvenes sacerdotes recién ordenados, como el coadjutor de la parroquia de San Lorenzo de El Escorial, de 25 años, Juan Álvarez Reyero, hasta el que había sido deán del Cabildo catedral y decano del Tribunal de la Rota, de 94 años, José Fernández Montaña. También se incluye un abogado del Estado y ministro de la República, Federico Salmón Amorín, y un empresario y diputado por Vizcaya, Marcelino Oreja Elósegui. En la misma lista aparecen dos carniceros del barrio de La Paloma, Marcelino Panizo Celorio y Marcelino Panizo Rodríguez, padre e hijo, así como labradores de Los Molinos o maestras y empleadas de Pinto, así como catequistas.

Durante este acto solemne de apertura, el tribunal de instrucción diocesana aceptó el encargo y el postulador prestó juramento. Ellos serán los responsables de preparar toda la documentación y elaborar los informes correspondientes que llevarán a Roma para que la Santa Sede confirme oficialmente que son mártires y, por tanto, dé vía libre a su beatificación. «Dejaremos que todos ellos interpelen en nuestra vida», sentenció el cardenal Osoro, que presentó a los futuribles beatos como un ejemplo de amor, en tanto que dejaron que Dios «les robase el corazón» y le entregaron su vida. Desde ahí ensalzó la figura de cada uno de ellos como testigos del Evangelio instando así al resto a dar testimonio con igual radicalidad: «Estos testigos del Señor, con sus tareas concretas, dieron la vida por mantener viva su adhesión a Jesucristo».

El purpurado indicó que la vida de los mártires es una llamada para que todo cristiano construya la suya propia desde pilares sólidos. O, lo que es lo mismo, desde el «eje de saber buscar lo que tiene valor y guardarlo como el gran tesoro» porque, dijo, «lo demás, pasa». En esta misma línea subrayó la importancia de retomar la mirada de «esperanza» de estos 140 siervos de Dios, «siempre constitutiva del ser humano». La situación que vivimos –en referencia a la pandemia–, nos hace ver que necesitamos una esperanza que no acabe, que nunca se agote y este tiempo de adviento, en el que se abre la causa de beatificación, nos ayuda a cultivarla».

Para Osoro, la esperanza solo puede fundamentarse en el «amor», como el que «estos mártires que hoy presentamos tuvieron». Además del cardenal arzobispo de Madrid, en el acto también participaron el arzobispo castrense, Juan del Río, y el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán; además del cardenal emérito de Madrid Antonio María Rouco Varela y el arzobispo emérito de Burgos, Fidel Herráez. También participó en el evento el presidente de la Asociación Católica de Propagandistas, Alfonso Bullón de Mendoza. «Los santos mártires son los primeros testigos del amor y de la misericordia infinita de Dios. Son los héroes del perdón para la generación de nuestros padres y abuelos y para nuestra propia generación tan golpeadas por el odio y por la violencia», expresó durante su intervención el obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, uno de los mayores especialistas en los mártires del siglo XX en España. «Aquella nube ingente de testigos de la fe se ha hecho ya patrimonio de la Iglesia universal».

Martínez Camino subrayó cómo ayer se abrieron las «primeras causas numerosas de fieles laicos» en Madrid. «La persecución religiosa causada por la revolución de los años 30 del siglo pasado tuvo su ápice sangriento durante los primeros meses de la Guerra Civil. En ese tiempo fueron muertos casi todos los siervos de Dios de estas causas, pero tres de ellos fueron martirizados ya en 1934 y en marzo del año 1936», detalló.

Según estadísticas oficiales, la persecución produjo en Madrid 1.079 víctimas mortales entre los eclesiásticos, 426 sacerdotes y seminaristas diocesanos, 107 religiosos...

En fase romana están ya otras tres Causas de mártires del siglo XX de nuestra Iglesia diocesana de Madrid y de la de Getafe: desde 1992, la de Esteban Guerrero Martín, laico; desde 2014, la de Ignacio Aláez Vaquero y 10 compañeros seminaristas y familiares; y, desde 2018, la de Cipriano Martínez Gil y 55 compañeros sacerdotes y familiares.

“Es hora de reconocer a los laicos”

Entre los140 futuros mártires se encuentran ocho laicos de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP). «Estos procesos no pueden interpretarse en clave ideológica o política porque a estas personas los matan por odio a la fe», valora Pablo Sánchez Garrido, secretario nacional de Causas de Canonización de la ACdP. «Se han beatificado a muchos religiosos. Es hora de que se reconozca a tantos seglares que han entregado su vida», comenta Sánchez Garrido, sabedor de que muchos de ellos «sufrieron castigos y torturas brutales» en las checas. A día de hoy no ha trascendido que haya habido apostasía de los cristianos perseguidos en la II República y la Guerra Civil.